capítulo 10

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— ¿Jugamos preguntas y respuestas? —lo miro.

Izan frunció el ceño por mi pregunta.

— ¿Para qué?

— Se supone que el trabajo es sobre cosas que nos gustan, así que leer un libro no nos va a ayudar mucho —dije con evidente sarcasmo.

— ¿Vale?

— ¿Jugamos o no?

—Por mi bien, pero comienzo preguntando yo.

Asentí y el se quedó pensando un momento su primera pregunta.

— ¿Color favorito?

— Negro —antes de que yo pudiera decir algo más o formular mi pregunta su risa me interrumpió— ¿De que te ríes?

— Nada, pero sinceramente no me lo esperaba.

—Déjame adivinar ¿Pensaste que era de esas a las que les encanta el rosa?

—La verdad si —dice y hago una casi imperceptible mueca de asco.

— No, aunque no tengo nada en contra de ese color ni de las personas a las que les gusta, solo no me gusta.

— No me lo esperaba —reitera.

— ¿Pasatiempo?

El me regala una mirada de "¿En serio?"

—Además de jugar voleibol —especifico.

— Nada más ¿Y el tuyo?

Le devuelvo la mirada que me dió el hace unos segundos.

—Además de leer —especifica, la situaciónle debe de parecer graciosa o demasiado penosa porque deja salir una risa.

—Nada más —me encojo de hombros.

— Lo suponía ¿Por qué estás en el equipo de atletismo?

—Eso ya cuenta como dos preguntas que me haces —le recuerdo pero igualmente contesto—. Un día descubrí que me gustaba la sensación de mis músculos adoloridos después de correr y pues digamos que el atletismo era perfecto.

— Un motivo extraño pero admito que me pasó lo mismo —dice.

— ¿Con el voleibol? —pregunto y el asiente— ¿Y como aprendiste a hacer esos saques?

—Es algo que se aprende con algo de tiempo, aunque ya vi que no aplica para todos. Tu novio no es que los domine muy bien.

—Si, bueno, el mismo ya se ha dado cuenta creo... En fin, no estábamos hablando de eso.

—Era tu turno —me recuerda y por un momento me quedo en blanco.

No se porqué sugerí esto, me doy pena a mi misma.

— ¿Cuántas novias has tenido? —la pregunta abandona mis labios sin ningún tipo de autorización y me arrepiento en el instante que veo su sonrisa divertida.

— ¿Eso que tiene más que ver con el trabajo?

— Es solo una pregunta más —trato de sonar segura.

—¿Oficiales?

Asiento.

—Tres.

<Que no se te ocurra preguntar por las no oficiales>

Tampoco estoy tan loca.

<Ya claro, y tampoco te gusta leer>

Ok, ya entendí el punto.

Espejos grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora