La traducción de las palabras señaladas con ** están al final del capítulo.
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— Por favor —le ruego por... ya no se cuántas veces le he pedido lo mismo.
— Sofia, amor mío, dije que no —me dice Izan con cansancio.
Ignoraré que me acaba de decir amor y seguiré con mi misión.
— ¡Por favor!
El se pasa la mano por el rostro antes de volver a hablar.
— Repíteme por qué tendría que hacerlo.
— Porqie falta una semana para la maldita competencia y quiero entrenar —digo exasperada.
Convencer a este hombre es más difícil de lo que imaginé.
— Sofia —habla con una calma que hace que me desespere aún más—, la otra vez, di tres vueltas a la pista contigo y casi muero por falta de aire.
— No sea exagerado, armador ¿Aguantas no se cuánto tiempo dando brincos detrás de un balón y no puedes darle diez pequeñas vueltas a la pista conmigo?
— Es distinto Sofia, en el voleibol no siempre el balón va para mí, es un deporte de equipo. No puede haber un armador sin su centro, no puede haber un...
— Si, eso lo entiendo, no puede haber unos sin el otro ¡Pero te estoy casi rogando que corras un poquito conmigo, no que hagas nada fuera de este mundo!
— Está bien, Sofia —me dice soltando un suspiro de resignación y yo chillo emocionada—. Eres condenamente insistente.
— Tomaré eso como un alago —sonrío y tomo su brazo para arrastrarlo por todo el pasillo de la universidad con dirección a la pista.
Dejo la mochila en una esquina de la pista cuando ya estamos allí, el hace lo mismo y nos ponemos en posición.
— ¿Listo?
— ¿Tengo otra opción? —dice dándome una pequeña sonrisa.
— Cierto, no la tienes.
Una idea se me pasa por la menge y me quedo pensando en eso antes de mirarlo como una niña pequeña.
— ¿Y si en vez de diez damos veinte? —bato mis pestañas inocentemente.
— ¿Estás loca? —abre los ojos con espanto—. No voy a dar tantas vueltas.
— Ándale, porfiiiiis.
El se queda mirándome fijamente para luego suspirar.
— Esos ojos son maestros de la manipulación —entrecierra los ojos en mi dirección y no puedo evitar sonreír victoriosa—. Vale, que sean veinte, pero si después no puedo levantarme del suelo me vas a remolcar tu solita.
— Flojo —digo y le doy un pequeño empujoncito.
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— So-Sofia... No... pu... cor... más —dice y casi no le entiendo una mierda por la forma tan entrecortada en la que habla.
Para que le pasó un tren de carga por encima.
— Ve-ven..ga que fal-falta solo... una —digo yo entre jadeos.
El ligero dolor en un costado de mi cuerpo y la tensión en mis músculos es molesto.
— Pu-Pues...la vas a-a d..ar t-tu... s-so...lita —dice para luego dejarse caer en el suelo como un peso muerto.
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Espejos grises
Storie d'amoreElla iba distraída en el pasillo y no se dió cuenta que estaba por chocar con alguien. El iba con mirada perdida y no se dió cuenta que alguien caminaba hacia él. Ella es una lectora que le gusta correr (por muy raro que suene) El es un armador que...