capítulo 4

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<Padre nuestro que estás en....>

Cállate, que aún no proceso la información.

<¿Y cuando si lo haces?>

Shhh, estoy procesando.

Vale, al parecer Izan, que es con quién me choque en la mañana, que no se porqué eso me da una vergüenza horrible, ahora es ahora el hijo del nuevo jefe de mi madre.

<La vida es bella ¿verdad?>

Eres imposible.

<Soy tu conciencia así que te aguantas>

¿Dónde me compro otra?

<Oyeeee> dice mi conciencia "ofendida".

Mira mejor cállate antes de q....

— ¿Hija? —me llama la atención mamá al ver que me quedé con cara de estar descifrando un secreto de estado—. El señor Müller se estaba prestando a él y a su hijo.

Me abofeteo mentalmente para reaccionar.

— Ah. Si, si, solo estaba acordándome de algo, nada más —digo causando que Izan se le escape un sonrisa.

<Hijo de puta, sabes perfectamente de que me estoy acordando >

— Tranquila no pasa nada —me dice el señor que ahora conozco como Martín —. Como te dije yo soy Martín y este es mi hijo, Izan.

— Si papá, ya nos quedó claro que soy tu hijo la primera vez que lo dijiste —dice su hijo con evidente sarcasmo—. Además, ya nos conocíamos —dice alzando una ceja divertido en mi dirección.

Me tenso completamente ante sus palabras. El no dijo eso ¿Verdad?

<Será cabrón>

— ¿Ah si? —pregunta curiosa mi madre.

— Si, me la encontré hoy en los pasillos de la universidad, además de que comparto unas ¿3 clases con ella? Mas o menos —responde Izan dirigiéndose a mi madre de forma educada.

<Bueno, por lo menos no dijo que casi lo mandas al suelo con el choque en el pasillo>

— Ah, que bien —dice su padre alegre—. Entonces si ya se conocen ¿Por qué no van y almuerzan algo juntos en lo que nosotros terminamos lo que nos queda pendiente aún? —propone Martín.

— NOOO <NOOO> —gritamos mi conciencia y yo a la vez causando que mi madre y Martín me miren extrañados y Izan con un aire de diversión —Digo... —carraspeo ligeramente para aclarar mi voz —,que no, no hace falta, a lo mejor Izan tiene cosas que hacer y yo solamente venía a saludar a mi madre, tengo mucha tarea que hacer —añado como pretexto para que mi madre me deje ir más rápidamente.

—¿Mucha tarea? —dice Izan entre curioso y todavía divertido—, pero si en las clases que compartimos no nos dejaron nada para la casa hoy —dice haciendo que quede expuesta mi pequeña excusa y mentira— ¿Eres una mentirosa acaso, Sofi?

— No, es solo que estoy cansada —digo perdiendo todo rastro de vergüenza y dándole una mala mirada—, si aún te quedan pendientes me voy entonces mamá —me acerco a ella y le deposito un beso en la mejilla—. Un placer conocerlo Señor Müller —me giro hacia el y le tiendo la mano que el no duda en aceptar y darle un pequeño apretón.

—Por favor, llámame Martín, detesto las formalidades.

Asiento con una pequeña sonrisa y ni siquiera paso mi vista por Izan, solamente doy media vuelta y comienzo a caminar con un paso un poco más acelerado de lo normal mientras vuelvo a sacar los audífonos y hago como que me los estoy colocando pero eso no hace que no oiga el grito de alguien que dice mi nombre.

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