Espejos grises

capítulo 46

— Aún así sigo sin aceptarlo —me cruzo de brazos.

— Sof, creo que eres la única persona a la que conozco que en vez de fijarse en que su cumpleaños es en una semana se fija en que cae miércoles —su risa pasa a ser una carcajada.

Vamos saliendo de la universidad y estaba viendo en el calendario que día de la semana caía mi cumpleaños y me encuentro con que cae miércoles

¡Miércoles! ¡El día de la semana que yo más odio!

A la vida definitivamente no le agrado.

— No te rías, Lucifer —la miro mal y su risa cesa al escuchar el apodo que usé.

— Muy graciosa, princesa —alza una ceja.

— Vete a la mierda, Jones.

— Y tu te vas conmigo, Johnson —me rodea los hombros con sus brazos y deja un sonoro beso en mi mejilla — ¿Como llevas lo del viaje de tus padres?

Hoy es doce de octubre, mis padres se van mañana.

— Supongo que bien —respondo encogiendome de hombros tratando de no darle más vueltas a eso.

— ¿Sigue en pie la "pijamada"? —pregunta ella con su mejor sonrisa incocente.

— ¿No ves que cae miércoles? —digo resoplando fastidiada por eso.

— ¿Y? Nos llevamos la ropa con nosotros y vamos todos juntos a la universidad. Incluso se me ocurre que podemos ir el día antes y así nos quedamos el día de tu cumple enterito contigo, y ya nos vamos al día siguiente.

— Allí ya exageras Luci —le sonrió.

— ¿Pero por qué? —hace un puchero— ¡Yo quiero!

Bueno, mal no me vendría en realidad.

— Está bien —concedo antes de que empiece un berrinche en el medio de la calle.

— Perfecto —dice y comienza a dar saltitos felices.

Esta mujer está loca definitivamente.

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La alarma hace que me despierte sobre saltada, me incorporo y me estiro a desactivarla. Los recuerdos de ayer me sacan una sonrisa mientras me froto los ojos y me levanto con una pequeña sonrisa en los labios, hoy es viernes cosa que hace que me sienta en la misma gloria.

Cuando llegué a casa mamá y papá ya estaban recogiendo sus maletas, así que los ayudé y nos quedamos viendo películas al azar en la televisión.

Salgo de mi habitación y pego un pequeño grito:

— ¿Mamá? ¿Papá? —los llamos, pero, obviamente no recibo respuesta ya que, según ellos dijeron ayer, tenían que salir de casa a eso de las cinco de la mañana.

Resignándome a ese echo, comienzo la que se convertirá en mi aburrida rutina por la siguiente semana sin ellos y salgo de casa.

Reviso mi celular para ver la hora y mi vista viaja un momento a la fecha de hoy.

Viernes, 13 de octubre.

<Genial>

Buen día me debe de esperar hoy.

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                                        Izan

Debe de estar cerca de sonar el timbre del descanso pero mientras tanto sigo practicando con el resto del equipo, teniendo en cuenta que falta menos de un mes para el partido, y aún no sabemos contra que universidad nos tocará jugar.