Espejos grises

capítulo 45

Bajo las escaleras, entro al comedor y veo como mis padres hablan animadamente entre ellos antes de reparar en mi presencia. Siempre he querido tener una relación como la que tienen ellos.

— Buenos días —me saludan al mismo tiempo.

— Buenos días —les respondo con una sonrisa mientras tomo asiento junto a mi madre.

— Sofi —me habla ella—, tu padre y yo dentro de unos ¿Cuatro días? —le pregunta a este y el asiente—, tenemos que salir. Viaje de trabajo.

Hago los cálculos rápidos en mi mente.

— ¿Y cuánto tiempo estarían fuera?

Veo como comparten una mirada apenada. Y eso no es bueno.

— Yo una semana —habla papá—, tú madre durante nueve días.

Siento como un balde de agua fría cae sobre mí cuando los cálculos me dan. Tampoco hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que si se van el día trece volverían el veinte y el veintidos.

No estarán en mi cumpleaños.

A pesar del tumulto de emociones en mi interior les doy una pequeña sonrisa un tanto forzada, pero por suerte ellos no se percatan de ese detalle.

— Está bien, no pasa nada —les respondo.

— Será la primera vez que no estaremos en uno de tus cumpleaños y... —dice mi madre cabizbaja.

— No pasa nada mamá —la corto suavement—, por una vez  no hay problema.

— Lo sentimos —habla papá esta vez.

— Está bien —me encojo de hombros con la misma sonrisa forzada.

Un rato después miro a mi madre y vuelvo a hablar.

— ¿El señor Müller irá contigo?

— No, el tiene trabajo aquí, iré con una de mis compañeras —dice y me limito a asentir sin ganas de articular palabra, los ánimos un poco decaídos por esta noticia.

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— ¡Sofia! —me grita Lucia y pego un respingo.

— Déjame sorda ya de paso —digo sarcásticamente a modo de queja— ¿Qué pasa?

— Llevo cinco minutos hablándote y es como si estuviera conversando con la pared —entrecierra los ojos en mi dirección y suelto un suspiro.

— Perdón —me disculpo—, estaba.... pensando.

— Si, eso ví —dice y está vez es ella la que habla con sarcasmo— ¿En qué pensabas?

— Es qué... mis padres van a estar de viaje el día de mi cumpleaños.

— Oh —articula—. Lo siento

Ella mejor que nadie sabe ser la buena relación que mantengo con mis padres y que nunca, nunca, se han perdido uno de mis cumpleaños.

Soy una niña mimada en ese sentido.

— ¿Ese día quieres salir a algún lado a distraerte y celebrar?

— La verdad, no —pienso un poco—, prefiero pasarlo en mi casita.

— Entonces si quieres podemos ir Ale y yo a tu casa, y de paso nos quedamos a dormir.

— Si, por favor —digo con una pequeña sonrisa.

— Y también podemos invitar a Ty y a Izan —la mención de este último hace que se me encoja un poco el corazón.

— Creo que ya estas experimentado mucho —bromeo.