Capítulo 25 ( Aléjate de mi mejor amiga )

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Escuché que gritaron levántate, di un brinco del susto y desperté. La luz del sol entraba por la ventana y el ambiente se sentía fresco, pero Nickolas no estaba en la casa. Hubiera querido que todo fuera solo una pesadilla pero no fue así. Jay tampoco estaba en la cama y encima de donde durmió había una nota

*Buenos dias el desayuno esta en la mesa de noche*

Mire hacia la mesa de noche y allí estaba el desayuno que mencionaba Jay en la nota. Detrás de la puerta escuché que alguien lloraba, no me pare ni llame a mis padres para ver que pasaba, pensaba que era mi cabeza inventándolo todo. Había llorado tanto que no estaba segura si de verdad afuera de la puerta había alguien llorando o estaba en mi cabeza. Le agradezco a Mathew que me halla revelado donde estaba mi hermano y por darme ese rato junto a el. No tenía ánimos de levantarme de la cama ni de desayunar solo hacer los ajustes con los chicos y poder ir a rescatar a mi hermano. En ese momento recibí un mensaje de Jay

* Tienes que desayunar*

Era como si Jay estuviera escuchando lo que pensaba o si estuviera vigilandome. Decidí llamarlo para contarle el sueño que me dio Mathew. Esperaba a que Jay contestara, el teléfono no sonó ni tres veces cuando Jay ya estaba diciendo hello al otro lado.

— Hello Mía, estas bien, pasó algo, que necesitas? — preguntó.

— No, no estoy bien, necesito hablar contigo — le contesté.

— Bien, desayuna y te busco a las once y cuarenta y cinco del medio día —.

— Bien —.

Colgamos la llamada.

Tome mi desayuno que aún estaba calentito y me lo comí. Jay era mi fuerza en estos momento nadie conoce a Nickolas mejor que él y también nadie me conoce a mi mejor que él. Hoy sería un día de planes de rescate y de comprar las armas en el quiosko negro de de la Revelion de Rebelados. Steven nos contaría todo lo que había escuchado con lujo y detalle. Me dirigí al gavetero para buscar una muda de ropa, estuve buscando unos siete minutos porque no sabía que ponerme y cuando al fin conseguí algo que me gustaba me fui directo al baño a bañarme para esperar a Jay. Luego de unos 15 minutos en el baño salí y me vestí, me peine y baje las escaleras. Le escribí a Jay para que supiera que ya estaba lista. Así que el decidió buscarme un poco mas temprano.

Escuché una motora y cuando me asomé a la ventana era Jay que venía en su motora color negra. Siempre me han gustado las motoras pero nunca me había montado en una, solo las veía desde lejos. Le dije a mis padres que saldría a dar una vuelta con Jay y debes pasaba a ver a Nicko, cuando dije eso la cara de mi madre se desfiguro, se veía triste, como si supiera que mi hermano había sido secuestrado por los Sivit.

— Mama estas bien? — pregunté buscando en respuestas si se había enterado o no. Su cabello se veía opaco y se le estaban saliendo ojeras.

— Si cariño es que hoy amanecí con migraña ya sabes como me pongo, la nariz es todo congestión la cabeza me duele mucho pero no te preocupes yo estaré bien. Dile a tu hermano que lo amo mucho y que vuelva que hace falta en la casa —. Mamá de verdad hablaba como si ya supiera lo que pasaba, pero yo no le había dicho nada y estaba segura de que Jay y mis amigos no le habían contado tampoco. Me monté en la motora de Jay, el me paso un casco para mi protección el cual me coloque de inmediato. Nos dirigimos al bosque pero no por donde siempre hemos ido, era un camino por carretera por el cual nunca había pasado. Íbamos camino al quiosko de armas a comprar municiones y luego encontrarnos en casa de Amber y Axel para idealizar un plan. Cuando llegamos al quiosko negro fue algo extraño, habían muchas cosas que no conocía y que tampoco había visto. Olores, tamaños, colores, texturas y de más por todos lados. Decidimos comprar cuchillos tamaño pequeños, flechas de fuego, balas de plata entre otras cosas. Le propuse a Jay separarnos para comprar más rápido, y entre esas cosas un nuevo arco
para mi. Nos separamos y fui a una tienda donde vendían unos ship que pegabas en la cien como si fuera algún tipo de tape y podías comunicarte con quien tuviera el mismo ship conectado al tuyo. Era algo muy interesante. Compre unos tres de esos pensando en Cata, Amber y yo que no teníamos ese tipo de poder, en cambio a los otros chicos que si podían hacerlo. Escuche que decían mi nombre entre los arbustos cerca de aquella tienda, así que me acerqué y alguien me jaló y tapo mi boca.

— Sshh no grites por favor, solo escúchame — asentí con la cabeza para que quién fuera no me hiciera daño y cuando me giré me encontré con un Rex muy pálido. Tenia ojeras casi color negras, su cabello estaba más gris que rubio y sus labios estaban finitos y de un color rosa muy claro.

— Rex por Dios que te pasó ?, no estas bien —. Me puse muy nerviosa Rex se veía muy mal me daba mucha pena y no sabia que hacer para ayudarlo.

— Sangre, sangre — decía Rex. Cayó al suelo y entendí que necesitaba de mi sangre si no moriría, quizás por eso aquella vez en la cancha me iba a morder. Rex acerco sus colmillos a mi cuello sin mi permiso, mordió y succiono. Yo le suplicaba que parara, pero el no accedió y siguió succionando sin compasión. Su cabello comenzó a tornarse rubio de nuevo y su rostro irradiaba luz.

— Aléjate de mi mejor amiga — grito Jay. Jamás lo había escuchado decirle a alguien que yo era su mejor amiga. Jay tenía una pistola y apuntaba a Rex sin miedo a disparar. Me sentía asfixiada y comenzaba a ver borroso. Rex despego sus colmillos de mi y miro a Jay.

— Iba a morir si no lo hacía —. Algo parecido me había dicho Mathew la vez que me mordió. Con pasos firmes Jay se acerco a Rex.

— No lo vuelvas a hacer, la próxima yo mismo iré detrás de ti y no descansare hasta arrancarte la cabeza —. Jay y Rex me llevaron a una clínica pequeña de remedios naturales y allí pudieron hacer algo para tratar mi herida. Mi herida ya no se notaba mucho y Rex como disculpa nos prometió ayudar para rescatar a Nicko.

— Iba a morir si no lo hacia -. Algo parecido me había dicho Mathew la vez que me mordió. Con pasos firmes Jay se acerco a Rex.

Luego de salir de la clínica aun me dolía la mordida pero no podíamos perder el tiempo, teníamos que hacer las últimas compras para encontrarnos con los chicos. Aún con todo lo que a pasado con Rex le e tomado un cariño especial el fue quién estuvo subiéndome el ánimo cuando me sentía mal. De momento me sentía débil quizás por que había perdido bastante sangre pero ya para mañana estaría recuperada y con nuevas fuerzas. No conseguí algún arco que me gustara y ya me estaba empezando a poner furiosa. Terminamos de hacer las compras e íbamos de camino a casa de Amber para ideal un plan. Contaría el sueño que me dio Mathew y de ahí partirían las ideas.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora