Capítulo 34 (Sheryl)

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Él sonrió. Si, sonrió con esa sonrisa que me hacía desearlo. Con esa sonrisa de que todo estaría bien, esa sonrisa que me enamoraba y me erizaba los bellos del cuerpo. Esa sonrisa que me daba escalofrío y hacía que me mordiera los labios.

— Hola —dijo vagamente. No sé como se atrevió a tan siquiera mirarme. Habían dicho que no nos encontraríamos. Y tenía que se hoy y en este preciso momento.

— Quítate o te quito —. No sabia que más decir, solo no quería verle. Esto no me podía estar pasando a mi. Seguí caminando ligero y sin frenos. Escuché a Jay gritar mi nombre pero no le hice caso. Solo seguí caminando y volví a tropezar con alguien.

— Mira por donde vas —. Estaba molesta y se que hablarle así a quién fuera no estuvo bien.

— Mía, de nuevo tu, que suerte tengo no? —. Un ángel en medio de toda esta crisis. Él tenía suerte pero yo no, era como si hubiera roto un espejo y estuviese cobrando los siete años de mala suerte.

— Kenai, no se supone que estés en clases ahora mismo — se encogió de hombros.

— No, tomo clases hasta las dos de la tarde y tomo la ultima a las siete de la noche, cómodo no? —. Era sumamente cómodo y también era sumamente cómodo hablar con el.

— Es genial, quisiera estudiar aquí, estoy decidida —. Kenai me miro y sonrió. Nos quedamos en silencio unos cuantos segundos y la verdad fue muy incomodo.

— Quieres conocer el instituto? —. Me había quedado mirando al pasillo del que había acabado de salir. Ryan estaba hablando con una chica de cabello marrón, estaban muy animados en la conversación. Ella se tocaba el cuello y el limpiaba su boca. Fue raro ver esa escena y los celos me comían por dentro, no lo podía negar. La chica sonreía coqueta y podía notar los ojos de Ryan penetrarse como fiera en los de ella. — Y que dices Mía? — preguntó Kenai.

— Aamm discúlpame Kenai que decías? —. Ni tan siquiera había escuchado lo que Kenai me había dicho. Estaba muy concentrada en la reencarnación de Oriana. No es posible Oriana se fue y llegó otra. Kenai miro a donde estaba Ryan y la chica, luego volvió su mirada a mi.

— Ella es Sheryl, popular aquí por dejarse morder. Su sangre es limpia aunque no pura, es mitad humana y mitad vampiro —. Bien pues no era locura mía, yo había visto que Ryan se limpiaba la boca así que la mordió.

— La has mordido Kenai? —. Yo lo miraba fijamente a los ojos y el miraba a sheryl. Ella seguía tomándose del cuello mientras sonreía coqueta.

— No para nada. Hace un tiempo deje de morder para tomar sangre, aveces suelo beber sangre que dan en el instituto pero nada más—. Otra vez hubo un momento de silencio muy incomodo. Hasta que Kenai penetro sus ojos en los míos. — Y que te muestro el lugar? —. Kenai me parecía muy simpático y amable. Me recordaba tanto a la vez que conocí a Jay, era tan humilde y respetuoso, esos ojos llenos de bondad.

— Bien, me parece muy bien, gracias eres muy amable —. Comenzó a llover así que tuvimos que correr a dentro del instituto, pasando por el lado de Ryan y Sheryl. No los mire ni siquiera respire frente a ellos. Trate de controlar los latidos de mi corazón para que Ryan no se diera cuenta de que latía muy rápido al verlo con esa chica. El instituto se veía muy bien cuidado, tenia colores raros, un hermoso jardín con muchas áreas verdes, gigantescos arboles lo adornaban y los salones eran espaciosos. Tantos estudiantes en un mismo salón se me hacía algo incómodo pero ya me acostumbraría.

Me preguntaba si todos eran o pertenecían a la Revelion.

— Hay muchos humanos estudiando aquí?—. Se me hacía algo curioso y si habían más como yo sería genial. Kenai hizo una mueca rara y miro fijamente a un salón.

— Ellos son mitad humanos y mitad vampiros — señaló. — Si hay diez humanos en el instituto es mucho, no suelen rondar mucho los humanos por aquí. Aunque esta corriendo un rumor —. Kenai pidió que me acercara y comenzó a hablar bajito. — Dicen que vendrán humanos aquí, ya sabes por eso de la sangre, aunque otros dicen que vendrán porque les harán unos experimentos, pero sshh que esto no salga de ti —Kenai comenzó a reír.

— Bien. No te e escuchado decir nada. Y cuéntame que poderes posees? —. Kenai me miro y sonrió. Me extendió la mano para ayudarme a subir un escalón cuando escuché una voz.

— Mia Yaret Rubert Coronado —. Me sorprendí.

No puede ser dijo mi nombre completo moriré, tragame tierra.

— Deténgase ahí señorita, no me haga enojar, no estoy de humor para discutir o vienes conmigo o te traigo a la fuerza —. Mi hermano y yo nunca discutiamos ni peleábamos. Y si lo hacíamos era por quien entraba primero a la casa, quién se comía la última galleta o quién besaba y abraza más a mamá y a papá. Esta vez se escuchaba distinto y yo sabía que no estaba bromeando pero yo estaba molesta y era algo que el no entendía porque era raro que alguna vez se enojara. Nicolas era todo paz y relajación, ni siquiera se veía molesto cuando pelea con otros vampiros.

— No quiero ahora, Nickolas es enserio. Yo se que no estás bromeando y que estás molesto pero yo no estoy de humor, deja que se me pase el enojo yo te prometo que iré luego al laboratorio —. Jay se encogió de hombros. Era algo que aunque el quisiera no podia evitar. Por más que le suplicara el no haría nada. Allí también estaba Ryan con su cara de lechuga, en primera fila de seguro riéndose por dentro por la vergüenza que mi hermano me estaba haciendo pasar.

— Mía es mejor que vayas se nota que es muy importante si quieres luego nos vemos y te termino de mostrar el instituto —. Ryan apretó los dientes y a su vez los puños, tan fuerte que se comenzaban a brotar las venas de sus manos. Volvían las emociones de ira, rencor y celos, todo mezclado de seguro era lo que Ryan estaba sientiendo en ese momento.

— No, tu no iras a ningun lado Kenai y yo tampoco. Y tu qué me vez — le grite a Ryan. A mi hermano se le tornaron los ojos amarillos e inmediatamente Jay se tapó la cara con una mano y comenzó a agitar su cabeza de un lado a otro y apuesto lo que sea que estaba pensando que esto no podía estar pasando. Kenai no sabía que hacer ni para donde mirar, el solo se quedó parado a mi lado sin decir ni una sola palabra.

— Ryan —gritó Nickolas. Y no supe más caí en un sueño profundo y gracias a Jay no me rompí otra pieza. No hubiera querido imaginar como estaría ahora mismo si mi cabeza hubiera golpeado el suelo. Tal vez se me safaria una tuerca o un tornillo, quien sabe si las pastillas del loquero y este golpe me hubieran dejado peor que Catalina.

Escuchaba algo de eco a mi alrededor y desperte con sueros y parchos en mi cuerpo. La verdad no quería que me pasara lo que le estaba pasando a Ryan pero no era para tanto, para hacer este show este espectáculo. Llevarme a algun lugar a hacerme algo sin mi consentimiento era lo peor. Nunca lo practiqué porque jamás pensé que esto pasaría, pero estaría enojada con mi hermano por varios dias.

— Como estas nena, estás bien?. Te llame pero no contestabas me preocupe asi que llame a Nickolas, Axel me trajo —.

No puede ser draculas y murcielagos porque trajeron a Catalina?.

Escuche hablar a Nickolas y a uno de los doctores del laboratorio, hablaban de que tendríamos que venir un par de días más para hacer otros examenes, pero que si queríamos nos podiamos quedar.

— Si estoy bien gracias, no era necesario que vinieras —dije intentando respirar calmada.
Catalina era alocada pero era muy tierna y me encantaba cuando me mimaba. De verdad que Nickolas se había ganado la loteria con ella.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora