Capítulo 47 ( El nunca te amara como a Oriana )

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— Como que tienes que partir? —reí por lo que había dicho Jay. Esperé a que el me dijera que era broma o algo así pero el no se rio y tampoco habló. Me dio hasta verguenza verlo tan serio y yo riéndome.

— Te da risa que tenga que partir? —Jay levantó una ceja. Esta vez no me reí porque el parecía hablar enserio.

— Como que tienes que partir, te vas? —Jay se sentó en un escritorio que había en la habitación.

— Si, me voy —. Su rostro se puso pálido y sin expresión. Y a mí se me estaba acabando el aliento. Mi corazón comenzaba a estrujarse dentro de mi pecho y dolía.

— Te vas y me dejas, por que? —. Jay no me miraba solo miraba hacia el escritorio.

— Ya te dije, cumplí una misión que tenía y ya llego la hora de irme —. El hablaba seco como si no quisiera hacerlo. Como si esto fuese una carga para el.

— No entiendo, que misión tenías y porque me lo dices ahora?. No era yo tu mejor amiga? —Jay levantó la vista y sus ojos estaban grises.

— No lo entenderías Mía. No digas cosas que yo no e dicho. Eras, eres y serás mi mejor amiga siempre —. El se levantó de la silla y caminó hacia mi. — La idea era cumplir la misión, esto de encariñarme con ustedes no debía pasar, me lo advirtieron que no podía ser débil. Pensé que sería fácil. Se acercó tan pronto el tiempo pero no puedo decir más.

— No me dejes Jay por favor —comencé a sollozar fuerte. Las lágrimas caían por mis mejillas como cascadas de un río.

— No llores Mía por favor que me rompes el corazón —. Jay me abrazó y mis lágrimas salieron a flote más fuerte. Como se suponía que enfrentaría todo sin mi mejor amigo?.
El era como un hermano para mi. Qué se supone que hiciera, que lo olvidara?.

Ring ring. Sonó mi celular.

— Contesta —. Jay sonrió y su sonrisa era más falsa que las pestañas de Catalina. Asentí con la cabeza. Contesté.

— Hello Mia?, Ryan ya despertó estoy en la cafetería del instituto con Nickolas, puedes venir? —. Estuve en silencio un par de segundos mirando al suelo.

— Ve aún no llega el día de irme tendremos otro momento para hablar —dijo seco. Levante la mirada y el aún seguía sonriendo.

— Dame un par de minutos enseguida voy —. Jay me tomó de la mano y me guió hasta su motora.

— Sube, te llevo —. Me colocó el casco para seguridad, se montó y luego yo. Tomó mis manos y las apretó a su abdomen y por encima de la ropa podia sentir sus abdominales bien trabajados. Recosté mi cabeza en su espalda y cerré los ojos. Los cerré tan fuerte como para despertar de una pesadilla, pero aún seguía ahí. Lloraba tanto que sentía que el casco se llenaría de agua y me ahogaría. Recuerdo cuando saliamos a escondidas de Nickolas y ahora solo me tocaba aceptar que no estará más. Disfrutar lo que me queda con el y recordar con amor lo que ya pasamos. Llegamos a la cafetería y me bajé de la motora. Di dos pasos hacia el frente y ahí como si hubieran estado juntos toda la vida Miller y Nickolas. Miller tomaba una botella de agua y Nickolas tenía en frente una taza de café. Al verlos sonreí, me giré para pedirle a Jay que nos sentaramos con ellos pero el ya no estaba. Me acerqué a la mesa y los saludé.

— Toma asiento —. Miller señaló una silla. Yo solo podía estar pendiente a el café de Nicko. Desde que todo me parece frustrante el es mi fiel acompañante no había nada mejor que el café. Tomé asiento y puse mi mano al lado de la taza de café.

— Bien ya llegó , que tenían que decirme? —. Con disimulo tomé el café en mis manos y le di un buen sorbo.

— Toma —. Miller le entrego los resultados a Nickolas. Muy feliz disfrutaba del café que había tomado de la mesa y el no decía nada.

— Sabes que ese café tiene un laxante? —preguntó. Lo dijo exactamente después de el tercer buche. Si señores tenía la boca llena de café y no me quedó de otra que tragármelo después de varios segundos aguantandolo en la boca.

— What? —. Nickolas estaba serio y aún así Miller se reía.

— Ese era mi café lo sabes?. Eso te pasa por coger lo que no es tuyo —. El comenzó a reír junto a Miller y a mi no me daba ni una pizca de gracia. Leyendo el resultado se le arrugo entremedio de los ojos, muy concentrado no decía nada. Todo dejo de moverse pero el seguía leyendo tratando de entender o más bien de aceptar lo que ahí decía. El café se levantó en el aire mientras la taza veía como se alejaba su rico contenido. Ahí fue donde Nickolas se dio cuenta de que algo sucedía. El alzo la vista y la mía se dirigió a quien comenzó a hablar.

— Mira a quién tenemos aquí a el traicionero y sus hermanos —. Miller frunció el ceño. El chico tenía un tipo de tela tapando su boca y nariz con una imagen de boca en esqueleto. El traía una rosa de seguro sin espinas por que la llevaba colocada en la oreja.

— No molestes — dijo Nickolas tratando de ignorar lo que había dicho.

— Ahora resulta que molesto —. Esa voz la conozco, la recuerdo.

— Josh —dije.

— Pero que mal educado soy, princesa —. Josh con su cara de idiota hizo reverencia ante mi y me hizo entrega de la rosa. Tomé la rosa por supuesto por que me encantan no por quien la dio. El café aún flotaba y de seguro si Nickolas no hubiera dicho que el café tenía laxante estuviera bebiendolo del aire.

— Que quieres, a que viniste? — soltó Miller molesto mientras se ponía de pie.

— Vine a verla a ella —Josh sonrió.

— Eres hombre muerto si la tocas —. Miller apretó la mandíbula y sus ojos cambiaban de color.

— Te haces el más hermano ahora y antes querias matarla —rio. — Sabes que puedo leer tus ojos y aún en esa mirada hay odio y rencor porque ciertamente siempre pensastes que Oriana era tu hermana y gracias a Mía la mataron, te mataron a tu hermanita querida a la que tanto protegías y donde estabas tu? — se burló. Mis ojos se cristalizaron y tomé la mano de Miller la que en segundos se soltó de mi. Mire a Nickolas y el seguía sin expresión. El café cayó, unas alas se abrieron y Miller sin decir nada voló. Jamas pense que pudiera volar.

— Mía el nunca te amara como a Oriana, esa si fue su hermana aunque no de sangre. Nickolas el si te aprecia al igual que a Ryan —. Nickolas se levantó de la silla y saltó hasta Josh. El tiempo corrió y todos los estudiantes corrían al no saber que pasaba, incluso también los empleados de la cafetería. Mi espalda comenzó a doler tan horrible y a sentirse caliente. Sentía que mis ojos brincaba y los manteles de las mesas se sacudieron hasta caer junto a las cosas que habían encima. Nickolas tenía a Josh por el cuello y se notaba la presión que ejercía.

— A que vinistes maldito bastardo? —preguntó Nicko en un grito. El trataba de sacar las manos de Nickolas de su cuello pero era imposible. — Habla ya o dejaré que mi hermano te mate, juro beber tu sangre hasta la última gota y ser mejor que tu —. Josh sin poder comenzó a reír.

— Vamos burlate de ella que no seré yo quién te mate —. Ya no había nadie en la cafetería, solo Josh, Nickolas y yo.

— Quién me matara solo tu tienes la valentía—volvió a burlarse. Nickolas me señaló.

— Yo no, ella —.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora