Capítulo 40 ( Medicamentos los huevos mios )

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Las manos de Kenai estaban en fuego y la bola de luz que Amber tenía flotando en sus manos desapareció. Steven se veía enorme al lado de nosotros y aunque estaba en forma de lobo su cara de confusión era notable, su cabeza estaba ladeada y sus ojos marrones.

— Pero amo —dijo el vampiro que mordió mi cuello.

— Pero nada, suéltala —. El vampiro me soltó y yo me posicione al lado de Miller. Jay corrió hacia mi e hizo presión en la herida. Ya estaba mareada y mis piernas débiles hacían que me tambaleara. Los colmillos de Jay salieron a la luz de la luna y sus ojos se tornaban amarillos. El bajo la cabeza pero seguía presionando mi herida. Amber se dio cuenta de que el olor a mi sangre estaba afectando a Jay y se acercó.

— Yo lo hago no te preocupes — dijo ella. Jay se hecho a un lado y Amber posó sus manos sobre la mordida haciendo que casi desapareciera.

— Salgan de aquí —. Miller nos dio una orden ya que era lo unico que sabía hacer. Las manos de Kenai aún ardían en llamas pero no sabía porque.

— Apaga eso Kenai no pelearemos más —dijo Jay con los ojos amarillos y los colmillos afuera. Kenai agitaba las manos e incluso las llegó a soplotar como si fuera una vela de cumpleaños pero estas seguían en llamas. Jay me miro y yo me encogí de hombros. De un momento a otro el fuego en sus manos ya no estaba y no sabías como había desaparecido. Todos nos miramos pero nadie dijo nada hasta que Miller hablo.

— Un simple gracias estaría bien, ahora largo —. Los chicos comenzaron a caminar y alejarse. A propósito me quedé atrás esperando el momento decirle algo a Miller.

— No llegastes qué pasó ? —. Miller miro a todos lados y solo se veían los chicos caminando a una distancia de diez pasos. — Te paso algo? — pregunté. La cara de Miller no decía absolutamente nada, estaba sin expresión alguna ni color.

— Es mejor que te vallas —. Yo no quería irme, yo quería saber que había pasado, porque no había llegado a la hora que habiamos acordado.

— No me voy, dijiste que era tu hermana —.

— Niña solo lo dije por decirlo. No te lo creas, es mejor que te vallas no entiendes? —.

— No, no entiendo explícame —. En ese momento mi mente se nublo y por ella solo paso aquella pesadilla la noche que fui al bosque. Choque con un chico que tenía colmillos y antes de levantarme de la pesadilla y tomar una estupida decisión el chico se acercó para morderme.

— Ahora vete y cuando yo quiera te busco —. Ahora entendía menos, será que Miller me habra dado esa visión? y si fue así porque?.

— Porque? —. Miller se había dado la vuelta cuando pregunté.

— Soy un vampiro puedo hacer lo que yo quiera —. Miller estaba actuando como un Sivit o como Mathew que siendo peligroso aún era respetuoso y tierno.

— Mía no te quedes atrás — gritó Steven a lo lejos. Miller se giró hacia mi y tenía sus ojos color rojo, mi cara se transformó. Miller brinco hacia los árboles y se fue. Me acerqué a mis amigos y Amber tomó mi mano.

— Estás bien? — Amber preguntó mirando a Jay. La cara de Jay estaba sin expresión, no se veía ni un poco asustado comparado con Kenai.

— Si estoy bien —. Realmente no me sentía bien pero no quería demostrar que no lo estaba.
Llegamos al instituto con la noticia de que ya Amber y Steven estaban matriculados al igual que Jay y yo. Nickolas sería entrenador al igual que Axel. Le ofrecieron un salón a Jay pero el se negó, quería seguir estudiando hasta que el sintiera la necesidad de enseñar. Ese era una de sus metas.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora