Capítulo 22 ( No salgas, hay algo allá afuera)

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Había pasado ya una semana desde que le dije a Ryan que si quería ser su novia y dos semanas desde que comencé a entrenar, entrene sin parar. Desde el día en que Axel me hizo correr dos vueltas en el bosque, me hacía correr todos los días de la semana. En el bosque, en el parque, en la playa, por la calle de casa, subiendo y bajando escaleras en gradas y de más. Tuvimos un día de descanso en el que no hicimos absolutamente nada, solo ver televisión, leer libros, los chicos jugaron tenis de mesa y billar. Fue un día de relajación y de compartir. Papá hizo una parrillada y mamá uno de sus ricos postres. Era como un día familiar. Mis padres se llevaban con todos y cada uno de los amigos de Nickolas y eso era algo que me agradaba y daba confianza. Al terminar este día comenzaba uno nuevo y especial. Axel y Ryan prometieron llevarme al castillo donde se encontraban los de la Revelion de Rebelados en las noches. Ese castillo que vi cuando Amber nos salvo del chupa sangre en el bosque. Hoy me enseñarían como definir el olor de las distintas platas que usaba la Rebelión y practicaría flecha, y tiro. Hoy no correría gracias a Dios, Axel decidió dejar de hacerme correr por unos días para concentrar mi entrenamiento en disparo, ya sea de cuchillas, flechas o pistolas .Tendría que tener buena puntería y no fallar en ningún tiro. Iba de brinquitos hacia el castillo, los chicos me miraban y se reían. Cuando llegamos al castillo me pare frente a la puerta solo imaginando como sería por dentro.
Habra vivido alguien aquí?. Catalina se escondía detrás de Nickolas mientras aguantaba la mano de Amber. Ryan abrió la puerta del castillo con ayuda de Jay. La puerta era enorme y de seguro pesaba mucho, pero para ellos no pesaba nada así que la abrieron rápido y fácil. Entramos y la verdad que lo que me había imaginado afuera no era nada parecido a lo que había adentro. Tampoco fue que imagine que fuera el castillo de una hermosa vampiresa, o un dracula de la vida, un castillo limpio donde se reúnen los vampiros en una fiesta o algo así, pero imagine algo mejor. La cara de los chicos se veían normal, se veían tranquilos e incluso emocionados. Los entendía, a ellos les encantaba ayudar y aquí era su trabajo. El castillo era enorme por fuera y por dentro, algunas paredes estaban manchadas con sangre al igual que el suelo. El olor no era agradable y la cara de Catalina en estos momentos tampoco. Me mostraron el lugar de arriba, abajo y Amber traía una carpeta con unas servilletas rotuladas.

— Mía aquí en estas servilletas están los olores de las distintas platas que usa la Rebelión esto no es de mucha importancia como otras cosas así que te daremos la carpeta y la estudiaras en tu casa con lujo y detalle — dijo haciéndome entrega d la misma. Luego me pidieron que saliera del castillo. Ryan salio junto a mi, Amber y catalina. Ryan me hizo entrega de un arco. Tome el arco en mis manos y lo mire.

— Que tengo que hacer? — pregunté. Catalina tenía en sus manos una pistola que disparaba balas de foam y cuando estas tocaban algún objeto se hacía pintura. La mire y mire a Ryan de nuevo. Ryan se encogió de hombros.

— Los chicos insistieron así que hará lo mismo que tú. Escuchen bien lo que tendrán que hacer — comenzó diciendo. — Van a entrar, van a recorrer cada centímetro del castillo, verán tablones por todos lados disparen a la marca roja. Hay lugares secretos donde hay municiones de sus armas tienen que estar relajadas en la desesperación. Busquen la calma si no, no podrán concentrarse y harán esto mal —. No seria difícil.

— Será divertido — dijo Catalina mientras reía y le contagiaba la risa a Amber. Esto era lo que viviría todos los días cuando empezara a acompañar a los chicos en las cazas.

— Ahora es que viene lo importante, los chicos estarán allá adentro también y tendrán que atacarlos a ellos sin que ellos las ataquen a ustedes —. Esa idea no me gusto, yo no podía dispararle a mis amigos y a mi hermano menos.

— Espera no haremos eso, mis flechas no tienen plata pero son de verdad — dije mostrandole una de mis flechas. Tenía mi arco justamente en mi mano derecha e iba a dejarlo caer al suelo.

— Mía ellos pueden sanar de inmediato lo recuerdas?. Por tal razón me quedaré aquí afuera. Nickolas me prohibió entrar, no quiere incidentes —dijo encogiéndose de hombros.

— Bien trataré de hacerlo —. A Catalina no le gusto mucho la idea, pero la calmó al igual que a mi el recordar que los chicos tenían sanación rápida y sino pues Amber estaría ahí por cualquier cosa. Aunque más bien estaba asustada por lo que los chicos podrían hacerle a ella.

— Ahora viene la mejor parte — dijo Ryan. Catalina hizo dos brinquillos en el mismo lugar como ansiosa de saber lo que Ryan diría. — Esto será una competencia entre ustedes chicas. Y bueno solo me queda por decir disfruten —.

Disfruten?, quien disfrutaría de esto?.
Ryan abrió la puerta y entramos al castillo de nuevo como hacían unos minutos atrás. El tranco la misma a nuestras espaldas tan duro que el sonido espantó unas cuantas aves que habían en el techo del castillo e hizo que Catalina gritara. Las ventanas se cerraron y no se veía casi nada, parecía que estábamos en una casa de fantasmas, y ahí fue cuando nos empezó a dar miedo.

— Oigan por que cerraron las ventanas no podemos ver nada — gritó Catalina para que los chicos las abrieran pero nada pasó y sentí como ella y Amber se despegaban de mi. Y pensé a quién se le habra ocurrido ponernos a competir.

— Catalina dónde estás ? — pregunté en voz baja.

No escuché a Cata así que comencé a caminar cuando al fin vi un tablón. Aliste mi mente y mi arco, estaba dispuesta a lo que fuera por conseguir ganar y demostrar que ya estaba lista. Apunte al tablón cuando escuché un ruido. Sonaba igual que una serpiente abriendo la boca y sacando la lengua. Pensé en lo que me había enseñado Steven y el ruido provenía del techo, así que me giré , puse una rodilla en el suelo, apunté al techo y disparé. De nuevo apunte al tablón y disparé. No sé en que parte del tablón se quedó la flecha yo solo disparé y salí corriendo de allí. Creo que le di a Axel porque era un olor diferente y Axel nunca me enseño a distinguir su olor. Subí las escaleras y entre a un cuarto, me recosté de la puerta cuando sentí que algo me golpeo en el abdomen, mire mi camisa y tenia una mancha azul.

— Catalina soy yo, que le has hecho a mi camisa? — pregunté. Catalina estaba en el cuarto escondida y apostaba me había disparado sin querer. De seguro esa pintura no saldría y ella tendría que comprarme una camisa nueva. — Que haces? — pregunté en voz baja.

— Me estoy escondiendo, alguien me quiso atacar. Mía, estos chicos están locos, me jalaron del brazo casi me lo arrancan—. Cata era muy dramática así que no hice caso a lo que decía. Ademas los chicos nunca nos harían daño.

— No exageres Catalina. Me voy, es mejor que salgas de aquí o perderás —. Cuando me disponía a salir Cata me agarró del brazo.

— Mía no salgas hay algo allá afuera — dijo llorando.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora