Cap 11

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Sonó el despertador, miré la hora eran las seis de la mañana. Tenía que levantarme para realizarle a papá los cuidados matutinos, signos vitales, limpieza y cambiar sábanas.

Anoche cuando llegué había una enfermera visiblemente congelada sentada al lado del fuego; que gracias a Dios había estado alimentando para que no se apagará. 

Ayer había sido una hija muy irresponsable y no contaba con que Jeon era un médico que siempre estaba atento a todo.

La enfermera no me dijo nada más que informarme las cosas que le había dado para tomar y que hasta las seis estaba cubierto, le agradecí en todos los idiomas. Ella, quién se llamaba Anmy, casualidad, se fue luego que se puso todas las capas de ropa para salir a la noche.

Me envolví en una frazada y me calcé pantuflas para levantarme. En la cocina llené la tetera de agua y la puse sobre la estufa, mientras se calentaba el agua me asomé a la ventana, nevaba copiosamente, por suerte cuando llegue a la ciudad la época del hielo negro, que era lo peor del invierno, papá ya estaría en Corea.

Caminé a su habitación, anoche ni siquiera había pasado a verlo, de nuevo, una mala hija.

Me di cuenta que tenía una manta nueva.

Leí la etiqueta, era una frazada térmica que se enchufaba como un cargador de celular, era para mantener el calor en el paciente. Le toque la cara a papá, tenía barba, tendría que afeitarlo se que a él no le gustaría verse así. Su cara y su frente estaban tibias.

Aspire aire por la nariz y se me llenaron los ojos de lágrimas.

Jungkook, otra vez haciendo cosas por mi, trato o no trato, estaba sumando puntos en la extensa lista de cosas que le debía.

Comencé con los controles y la alimentación.

Cuando terminé ya eran las ocho de la mañana, me senté en la mesa de la cocina con un té bien caliente y pan con mantequilla. Lo último que había comido anoche era un sándwich y el hambre me resonaba en el estómago.

No había dado más que dos tragos de té cuando tocaron a la puerta, la vecina, imaginé.

Me acerqué a la puerta sin mirar por la ventanilla,  cuando abrí la Dra Kim estaba con una sonrisa enorme y una bolsa de Donuts, se me hizo agua la boca, estaba vestida con su ropa de hospital y traía su maletín.

—Lisa, buenos días, ¿cómo estás? Puedo pasar, está helando.

—Por supuesto. Perdón, quedé idiotizada con la bolsa de Donuts. Recién hice té, ya te preparo una taza.

Cuando entró cerré la puerta, ella fue directo a sentarse a la mesa mientras le preparaba el té.

Cuando se lo alcancé ya había abierto la bolsa y se comía una dona con pasta de frutilla. Me tiré por una de chocolate con chispas.

—Mmmmm, que delicia. Gracias, Dra.

—Dime, Jisoo, ya estamos de tanta formalidad.

—Gracias Jisoo, estoy feliz de que estés aquí pero, ¿qué haces aquí?

Su rostro se ensombreció un momento, era obvio que no le gustaba ni un poco el motivo de su visita.

—Jungkook me envió a obtener una muestra de tu sangre.

—Ah, bueno. —no podía decir mucho más, anoche me había explicado el porque necesitaba una muestra de mi sangre.

—Lisa, no quiero meterme dónde no me llaman, pero hay algo en ese hombre que no me gusta y tampoco me cierra todas las cosas que está haciendo a tu alrededor. ¿Qué sucede? ¿Para qué quiere una muestra de tu sangre?

—No es nada, Jisoo. No te preocupes. Estoy bien, el Dr. Jeon nos ha ayudado.

Ella asintió no muy convencida.

Cuando terminamos de desayunar, me tomó una muestra de sangre y fue a la habitación de mi padre a observar cómo se encontraba.

—Estás haciendo un buen trabajo, Lisa. —me dió un beso—. Supongo que Jungkook te dirá el resultado de estos análisis. —dijo al pasar.

—Mmmmmhhhmmm, si.

—Está bien, yo sé cuándo me estoy metiendo dónde no me llaman, solo cuídate, ¿si?, eres muy joven y él no parece ser una hoja en blanco.

—Gracias Jisoo. —la abracé y me quedé en la puerta hasta que la vi irse en su auto.

***

A las seis de la tarde me había bañado, estaba completamente afeitada y me había puesto mi única ropa decente. 

Estaba por salir a lo que sería el fin de mi libertad como dueña de mi cuerpo y mis emociones cuando me di cuenta que necesitaba hablarlo con alguien y él era el único que podía oírme si es que podía.

Caminé a su habitación, me senté en el borde de su cama y le tome la mano, estaba calentita, lo asociaba con la manta eléctrica.

—Papa, si hoy sale todo bien, mañana estarás viajando a un centro médico en Corea. Me prometieron que te sacarían del coma y tendrías la mejor terapia experimental en casos como el tuyo que el dinero puede pagar. —suspiré, algunas lágrimas cayeron por mis mejillas y las limpié de un manotazo—. Te amo papá, haría cualquier cosa por ti. Él prometió no lastimarme y le creo, ha hecho muchas cosas por nosotros, por mí, antes de conocerme siquiera. Ahora me voy a su departamento. Antes de que te toque la hora de tu próxima medicación estaré aquí.

Me acerqué y le besé la frente.

Fui a la parte frontal de la casa y comencé a vestirme para salir, campera, gorro, bufanda, guantes, la mochila y botas para la nieve, cuando golpearon a la puerta, miré la hora, ¿quién sería?, si no salía ya perdería el subte.

—¿Anmy? —pregunté sorprendida cuando abrí la puerta.

—Señorita Manobal, me enviaron a cuidar a su padre hasta que usted vuelva. Quédese tranquila.

Me quedé helada, él siempre estaba un paso por delante de mí, organizándolo todo.

—Gracias Anmy, otra vez. Mi número de teléfono está escrito en un papel sobre la mesada.

—Todo estará bien, vaya tranquila.

Saludé con la cabeza, no me preguntó dónde iba, ¿ella lo sabría?. No quería pensar en eso, sacudí la cabeza para quitar esos pensamientos y fui atrás de la casa a buscar mi bicicleta.

Mientras pedaleaba hacia la parada de subte por la calle limpia de nieve, respiraba el aire frío asimilando que ya no sería la misma cuando vuelva a casa está noche.



Mientras pedaleaba hacia la parada de subte por la calle limpia de nieve, respiraba el aire frío asimilando que ya no sería la misma cuando vuelva a casa está noche

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ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora