Cap 57

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Mi departamento no estaba equipado ni de lejos para tener un bebé aquí, improvise una cuna en la única cama que tenía y a los apurones compramos biberones, leche de fórmula, chupetes, pañales, ropa, toallitas y un calentador de biberón.

 —Bueno hija, somos solo nosotros dos. Tu tienes que ayudarme aquí, porque no tengo ni idea de nada. Al menos hasta que llegue la abuela o la tía.

Ella lloraba desconsoladamente.

—No, no llores. —la mecí en brazos, estaba roja de tanto llorar—. ¿No te quieres quedar con papá? Si, yo tampoco me quedaría conmigo.

—¿Vemos el pañal a ver cómo está?

Mmmm, hay olor. Me sacudí a la altura de la nariz con la mano, ella dejó de llorar y se puso seria.

Le saqué la ropa y miré el pañal.

—Noooo, te paso hasta la espalda. Cagas como un pony, hija.

—Dios, Lisa me mata por decir groserías.

—A ver, sacamos esto, y ahora esto. —le quité la parte superior de la ropa.

—Ay, estás hasta la pera… bueno una toallita, otra toallita. Ya van doscientas toallitas. Estas cosas son inútiles.

Mi hija me miraba sin ver porque los recién nacidos aún no distinguen, ella reconoce mi voz e internamente se burla de mi inutilidad.

La terminé de cambiar y empezó a llorar. 

—¿Qué pasa cosita de papá?

—¿Quieres tu biberón? —lo saqué del calentador que estaba preparado a la temperatura justa que debía tomar la leche un bebé.

Me rechazaba el biberón y lloraba.

—No, no quieres comer.

—¿Te duele la pancita?

No dejaba de llorar así que empecé a llorar yo también. Estaba agotado, extenuado, filtrado, seco de energía.

—Hija, ayúdame aquí, ¿no se que hacer?

La puse contra mi pecho, ambos llorando. Empecé a cantarle una canción de una película, que ví hace algunos años.

Milagrosamente dejó de llorar.

—Espero que tu mamá no sé enoje porque te hablo en coreano. Primero tendrás que decir mamá en Tailandés y luego le enseñaremos a ella a hablar en coreano, ¿qué opinas?

Solo me miraba así que seguí cantando, con una mano libre la busqué en youtube y la puse de fondo bajito.

Mi bebé es tan hermosa, tan igual a mí, me reí…

—Si, eres igualita a papá…

Hizo un puchero mordiéndose el puñito.

—Bueno entonces no, no eres nada parecida a papá. Eres igual al sandwich más rico de Tailandia.

En nuestro mejor momento sonó el timbre.

—¡Nooooooo! —grité en mi mente.

Por suerte ella estaba tan tranquila con la música que no le afectó el timbre. 

Fui hasta la puerta esperando encontrar a mamá o a Jisoo.

En su lugar había una señora de mediana edad con unos documentos en la mano.

—Sr. Jeon. Buenas tardes, soy Regina Flag, vengo de parte de su esposa Jeon jieun.

—No quiero ser descortés pero no puedo atenderla, estoy en un momento… como verá —le señalé con un dedo a la bola de grasa que tenía en mi pecho—. Dile a Jieun que no es momento.

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora