cap 50

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—Aún estaba en la ducha cuando oí los golpes en la puerta principal. Tenía todo el cabello cubierto de shampoo así que no había posibilidad de salir corriendo a abrir. ¿Cómo se me ocurre ponerme a lavar semejante cantidad de pelo cuando tengo los minutos contados y veo que se me fue la mano con la cantidad que usé.

El móvil empezó a sonar, tampoco podía salir a atender, me había entrado jabón en los ojos.

—Maldición, cómo arde, ay ay…

—¿Quieres que te ayude a enjuagarlo?

Me sobresalté ante el sonido.

¡Dios, esa voz!. Mi estómago cayó  a mis pies y mis partes bajas latieron de emoción por sentirlo cerca. ¿Cómo puedo evitarlo cuando él es todo lo que quiero? Sollocé internamente.

—¿Cómo entraste?

—La puerta principal estaba abierta. —oí el fru fru de la ropa mientras se la iba quitando—. Esa manía de dejar todo abierto tiene que terminar, no estamos libres de robos en esta zona.

Sus dedos empezaron a masajear mi cuero cabelludo, desde atrás, quitando los restos de shampoo.

Cuando terminó de sacarlo todo me abrazó apoyando todo el frente de su cuerpo contra mi espalda. Sus dos enormes manos fueron directamente a mi abdomen, acariciando con ternura.

—¿Están bien?

—Lo estamos.

—Te extrañé tanto. —corrió mi cabello hacia atrás y besó mi cuello—. No hubo un día que no pensara en ti.

Mis senos se pusieron pesados. Cuerpo traidor.

Sus besos iban desde atrás del lóbulo de mi oreja a mi hombro.

—¿Me extrañaste, Lisa? —silencio—. Así que ella ahora me ignora. —se rió sobre la piel del hombro—. Me he dado cuenta que has tomado distancia conmigo. Lo siento, pero, no lo siento, yo si te he extrañado como un loco estás cuatro semanas.

—Me enviaste un mensaje diciendo que estabas en cirugía.—cambie de tema.

—Recién había bajado del avión. Quería sorprenderte. —se volvió a reir—. ¿Estás sorprendida? —me miró a los ojos desde atrás y me sonrió de medio lado. Volví la vista hacia el frente. Era muy hermoso.

—No. —nos reímos los dos al mismo tiempo. Al reírse su erección se clavaba en mis nalgas. Jesuscritos, Jisoo, cómo pudiste meterme así la ficha con el asunto de ignorarlo, en lo único que pienso ahora es en inclinarme y dejarlo que me llene. 

Sollocé. Duele. Ignorar la excitación es un dolor horrible entre las piernas.

—¿Que pasa, naui salang? —me pasaba la nariz por el cuello y se mecía abrazado a mi como si estuviéramos bailando una canción melódica. Apoyé la cabeza sobre su pecho y cerré los ojos. El agua de la ducha aún salía caliente.

—Nada, Dr. Jeon. —error de palabras. Se removió detrás de mí.

—¿Me cuentas tú o jugamos a las adivinanzas? ¿Eh? —tomaba el lóbulo de mi oreja entre sus dientes y lamía el borde. 

Me estába matando.

—Pensé mucho en nosotros durante este tiempo y… —al acariciar mi abdomen sus largos dedos rozaban mi vulva.

—Soy todo oídos, naui salang.

—No quiero ser tu amante, Jungkook. —Listo, lo dije. Subió la mano más arriba sobre mi abdomen sin incitar como antes.

Un beso en mi sien, uno en mi mejilla, uno en la comisura de mi boca.

—Está bien. Sabes que jamás te obligaría a estar conmigo, ¿no?. Te respeto, Lisa. 

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora