Cap 25

409 35 1
                                    

Lisa estoy en Corea por las festividades. Recién pase por la clínica, tu padre sigue con el mismo pronóstico reservado. Quería comentarte lo que había visto con mis propios ojos y no a través de sus cuidadores.

Espero que pases una hermosa Noche Buena pese a las circunstancias.

Hospital privado Jeon - Busan

Atte. Dra. Kim
Jisoo

***

Leí el mensaje de Jisoo docenas de veces, todas las personas que quería ver, todas aquellas que me darían respuestas estaban en el mismo país.

Desde que me enteré que Jisoo y Jungkook eran hermanos, no había vuelto a contestar uno de sus mensajes, como hoy, sus partes diarios o mensajes privados quedaban en visto.

¿Estába equivocada? Por supuesto que sí, hermanos o no, me habían ayudado con todo a su alcance incluso cuando había dicho que no a un trato.

Me sentía traicionada, de una forma u otra estaban obrando a mis espaldas, Jisoo me había advertido sobre su hermano, no entiendo porque, y Jungkook siempre hablaba de su hermana como si fuera una médica contratada.

¿Será que era su modus operandi? En el hipotético caso que fuera así, ¿que ganan? Solo pierden dinero, sumas increíblemente altas que yo jamás le podría devolver y Jungkook que podría tenerme como su esclava sexual decidió terminar nuestro trato cuando le dije que lo amaba.

Estúpida niña ilusa, enamorarme de un hombre más grande, experimentado, que era evidente que me estaba usando, haciendo y deshaciendo a su antojo.

Desde que había llegado de Suiza me lo pasaba acostada en la cama llorando, cubierta con las mantas hasta la cabeza buscando calor, como lo extrañaba por Dios, no podía cerrar los ojos sin visualizarlo, sin sentirlo.

Lo olía en mi piel, en mis sábanas, en todo alrededor. Mi memoria olfativa lo tenía arraigado en el olfato.

¿Por qué nada podía salir bien? El chico que me gustó por años terminó siendo un idiota y el que me demostró que el cuerpo, el corazón y la mente de transforman en uno, resultó ser un maldito infiel.

Estaba despierta en la oscuridad, afuera nevaba copiosamente, en mi casa todas las luces estaban apagadas, la negrura de la noche me tenía atrapada en una desolación y tristeza absoluta. Está Navidad ni siquiera había puesto guirnalda con luces. Hoy no tenía nada que festejar ni nadie con quien hacerlo.

Me puse a orar, a pedirle a Dios por mi papá, que en su mundo de sueños esté bien, cálido, contenido, que no esté sufriendo, ojalá que piense que yo estoy bien, que alguien me está tomando la mano mientras dan las campanadas de la medianoche. Alguien que me cuide, necesitaba tanto un abrazo y llorar en el hombro de alguien, que me digan que todo va a mejorar.

Y como si Dios por ser la noche previa a su nacimiento envío a alguien, porque en mitad de min plegaria golpearon a la puerta.

Me levanté envuelta en las mantas y prendí la luz de la cocina antes de ir a la puerta.

Cuando abrí el frío me congeló los pensamientos, el hielo negro había llegado para quedarse, habían pasado cuatro días de la noche más larga del año.

La Sra. White mi vecina de enfrente estaba parada en la puerta, congelada hasta el tuétano y temblando como una hoja.

—Sra. White, que hace aquí con este frío, pase por favor. Cómo se atreve a salir con este clima.

—Lisa, gracias a dios que estás aquí. Estaba yendo al templo que está noche nos juntamos todos los que estamos solos a comer en la comuna, y cuando salí de mi casa ví un brillo de luz en tu casa y vine a buscarte. No puedes pasar está noche sola.

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora