Cap 42

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Cuando volví a abrir los ojos ya era de día, la habitación estaba iluminada, por suerte la vista no me ardía, no tenía esa sensación, como anoche, de estar en la playa un día ventoso.

Puse más atención a mi alrededor, era obvio que no solo estaba en un hospital moderno sino que mi habitación era privada porque no había nadie más conmigo. 

Estaba sola con una vía conectada a la muñeca.

Miré la mesa de noche a mi derecha y luego a mi izquierda, mi teléfono no estaba. ¿Lo habré olvidado en lo de Jessica?

Volví al presente y a mí estado. Tenía una vía, otra vez, parecía un Deja Vu, la segunda vez en menos de un año que estaba internada.

¿Qué me habrá pasado está vez? Estará todo bien, una sensación de terror me subió a la garganta, cerré los ojos y examiné la sensación de mi cuerpo. Solo me latía la cabeza y tenía la vejiga llena. Parecía estar todo bien.

Es evidente que el colapso había sido grande porque hasta aluciné que hablaba con Jungkook. No podía verlo porque tenía la vista sensible a la luz pero lo oía, incluso hasta parecía que bebía agua que él me daba, de verdad. 

¡Lisa, necesitas terapia!

De nuevo, tenía ganas de hacer pis, me incorporé un poco en la cama y chequeé como podía ir al baño con el suero, lo tendría que levantar y llevar conmigo.

Me puse de costado, las piernas colgando sin llegar a tocar el suelo.

Tenía que estabilizarme antes de bajar por si me mareaba, estiré el brazo y agarré el suero, cuando estaba por tomar aliento para bajar al suelo se abrió la puerta.

El médico de mis pesadillas entró a mi habitación recién duchado y afeitado con un café en la mano.

¡Ay Dios no!

El olor me golpeó la nariz y la bilis de mi estómago vacío subió a mi garganta.

Intentaba disimular las arcadas con la mano, era difícil.

Se acercó a mi lado, peor aún, no quería ni mirarlo.

—¿Qué es…? ¿El café, mi perfume, la crema de afeitar, shampoo, jabón? —preguntó como si supiera que él era el promotor de mis náuseas.

—Café…

Salió de la habitación sin cerrar la puerta y menos de un segundo después volvió a entrar con las manos vacías y cerró la puerta.

Se volvió a acercar a mí y tomó el suero de mi mano, la sangre había empezado a subir por la manguera por cambiar el nivel de altura del líquido.

—¿Se puede saber que estabas tratando de hacer?

—Necesito el baño, urgente.

Puso un brazo en mi espalda y otro bajo mis muslos.

—Agarrate fuerte. —sacó otra vez el suero del soporte y me lo dió, ahí fue cuando me miró a la cara por primera vez y esa sonrisa de medio lado apareció en escena. Tan devastadoramente guapo. 

Tensé mis músculos pélvicos, me hacía pis.

Me llevó al cuarto de baño y con mucha destreza me ayudó a quitarme la ropa interior y me sentó en el váter, siempre como médico, ni siquiera me observó como hombre.

Después de que hice lo que tenía que hacer me volvió a llevar a la cama y me acomodó el suero, las mantas y llamó a una enfermera por el intercomunicador.

—Si, habitación 119. Dr. Jeon. La señorita Manoban despertó. Comida liviana y líquidos, por favor. Gracias.

Se sentó en el sillón a mi lado, sus ojos atentos a mi reacción.

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora