Lalisa Manoban es alumna becada en el prestigioso Rugby Shcool Thailand y su única opción es aplicar a una buena universidad.
Sus compañeros de colegio no saben dónde vive, ni saben cómo vive porque ella oculta su pobreza extrema, pasa su vida al cu...
Kyunjin, Jiwoo y yo jugábamos a FIFA 2022. No estaba concentrada en el juego, todo el día me había sentido como en una nube, como si no pudiera coordinar dos palabras, tenía frío por momentos y al ratito me sacaba el abrigo porque sentía calor.
—Aprieta la equis, Lisa. Lisa, aprieta la equis. —dijo ofuscado Jiwoo—. TE DIJE QUE APRIETES LA EQUIS. —gritó fuerte.
—Lo siento Jiwoo, no me siento muy bien. Me duele la cabeza y estoy mareada. Voy al baño, ¿si? No peleen chicas.
Me arrastre prácticamente hasta el baño, sentía que me daba vueltas todo y el estómago me dolía mucho, apenas entre al cuarto bajé lentamente al suelo y caminé en cuatro patas hasta el inodoro y fue ahí que comencé a devolver sin parar.
Me dolía el estómago, me explotaba la cabeza, estaba mareada, veía nublado como todo en color gris con bordes brillantes, índice que me había bajado la presión sanguínea, sabía que algo mal estaba pasando conmigo, nunca me había sentido así, el cuerpo y la mente no me respondía.
Otra náusea, otro golpe fuerte de vómitos, creo que está vez me vomité encima.
—Lisa, ¿qué pasa, Lisa?, no te mueras por favor. —escuchaba pero no podía responder.
—¡Mamá, ven a casa!, Lisa está desmayada en el baño. Estamos asustados, Jiwoo dice que está muerta. No, solo vomita, mucho. Ahora está desmayada y no se mueve. No nos movemos de aquí esperando la ambulancia.
***
Abrí los ojos, la luz me estaba quemando las retinas, volví a cerrarlos.
Alguien apagó la luz.
—Puedes abrir los ojos ahora, Lisa.
Esa voz.
Jungkook.
Sollocé y me dolió mucho la cabeza.
—¿Jungkook…?
—Si. Shhh, no te alteres, aún estás débil.
—¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?
—Estás en el Bangkok General Hospital..
—¿Las niñas? Estaban muy asustados. No podía parar de vomitar y me sentía débil. ¿Qué me pasó? —repetí.
—Las niñas están bien, con su mamá. Ellos llamaron a Jessica y te trajeron aquí.
—Son muy buenas niñas. ¿Que haces aquí? —pregunté.
—¿Quieres agua? —obvio mi pregunta.
—Si, tengo sed. Quiero saber que me pasó. —aún no podía abrir los ojos aunque la luz estaba apagada.
Oía su voz, las erres eran suaves, pero no podía verlo y quería hacerlo.
—Cuando te sientas mejor te contaré, ahora tienes que descansar.
Tomé un sorbo del pitillo, él me ayudó sosteniendo mi cabeza. Volví a recostarme, me dormí de nuevo mientras él acariciaba mi cabello.
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