Cap 6

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Pum, pum, pum.

En mis sueños... alguien golpeaba la puerta.

¿Alguien golpeaba la puerta?

Dormía en posición fetal para mantenerme caliente bajo muchas mantas. Me rendí al sueño cuando llegué anoche tarde del hospital, la caminata había derribado con la poca energía que me quedaba.

No tenía voluntad de comer, me obligué a tener un poco de voluntad para bañarme para no acostarme sudada pero ni de lejos encontré voluntad de prender la chimenea. 

Solo quería seguir durmiendo.

Pum, pum, pum.

Alguien seguía golpeando la puerta, parece que no captaba el mensaje de:— "Aquí no hay nadie".

Pum, pum, pum.

Abrí los ojos y me destapé.

Saqué las piernas debajo de las mantas y apoyé los pies en el suelo. La temperatura ambiental me congeló en el acto.

Los golpes eran más intensos, parece que mi visitante no estaba de acuerdo con no ser atendido.

—Ya voy. Espere un momento. —grité desde la cama.

Me puse una manta de lana que era de mi madre sobre los hombros, pantuflas y salí hacia la entrada principal.

Abrí la puerta sin detenerme antes a mirar por la ventana para ver quién era el molesto que venía a joder a esta hora de la mañana.

—Buenos días Señorita Manobal.

¡Que la tierra me trague entera y no me escupa!

En el porche de mi casa se encontraba el Dr. Jeon luciendo y... ¿oliendo? como un modelo de Hugo Boss.

El primer impacto de tenerlo enfrente fue pensando con mi costado femenino hasta que mi cerebro drogado por su fragancia cayó en la cuenta que podía ser más grave el motivo de su visita.

—¿Pasó algo con mi padre? —creía que se me iba el alma del cuerpo, si le había pasado algo y no estaba, nunca me lo perdonaría.

—Calmese, él se encuentra bien, vine a hablar con usted.

—Deberia ser ilegal que salga a la calle oliendo así.

—¿Que dijo?

—¿Que? Yo no he dicho nada.

—Me pareció entonces.

Con una sonrisa de medio lado como parecía ser parte de sus gestos me clavó la mirada, aproveché y le di un repaso, si era un duelo de miradas, no me quedaría sin premio.

Vestido con un abrigo negro largo, jean y botas de diseño masculino también en el mismo color y con su cabello azabache perfectamente peinado hacia atrás dejando visibles sus claros, oliendo como los dioses parecía el ¡Dios Griego de la Lujuria! si es que existía tal deidad.

—Hola —dije cuando mi ojos llegaron a los suyos.

Vi mi aliento congelarse con el frío intenso que hacía afuera. 

—¿Puedo pasar?, quisiera hablar con usted.

—Si, por favor, adelante.

Él entró y yo detrás, cerrando la puerta para que no entrara más frío del que ya nos rodeaba.

Me di cuenta que observaba todo el interior de mi minúscula casa con atención, las tres sillas de diferentes modelos y colores, los cartones clavados en la pared tapando los agujeros por donde entraba el viento, las trampas para ratones en algunos lugares de la mesada, el sillón raído cubierto con los libros y apuntes del colegio, las tablas de madera del piso rotas, la pintura descascarada donde había humedad, me había costado semanas pintar toda la casa para que la humedad de los cimientos volviera a florecer y arruinara todo a su paso.

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora