Cap 30

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Jungkook.

Me desperté con el dolor de espalda más horrible que he tenido en toda mi vida, ni horas dentro de un quirófano han hecho este crimen contra mi columna vertebral.

Nunca llegué a tocar la cama en los cinco días que llevaba aquí, siempre dormí en el piso al lado de la chimenea.

"Admitelo Jeon, ya estás viejo"

Me giré de costado para ver a la culpable de mis dolores, a ella se le antojo dormir aquí porque le gustaba sentir el calor del fuego. 

Apoyé el codo en el suelo y mi cabeza sobre la mano para tener comodidad.

Ella dormía profundamente sobre el lío de mantas, su cabello desparramado en la almohada, tomé un mechón con mi mano libre y lo enrosqué en mis dedos, observé sus senos semi cubiertos y su semblante tranquilo, satisfecho. 

Hermosa.

Anoche se durmió enseguida, estaba agotada, y yo igual, ni siendo un adolescente había tenido tanto sexo en un mismo día, y eso que en esa época lo tuve en cantidades. 

Con esta chica no tenía control, no me sentía persona, era una erección andante.

Levanté las mantas y le hablé mentalmente a mi apéndice ya a media asta.

"—Tranquilo amigo, ¿no estás dolorido?"

Volví a mirar a la diosa a mi lado, imposible no estar todo el tiempo cachondo, y si me hacía enojar, peor aún, me ponía como una roca. 

He intentado mantener a raya mi perversión, muchas cosas no he hecho para al menos no terminar dejándola inservible para otro.

¿Otro? Otros, los habría, me ponía enfermo de imaginar que en el futuro estaría así dormida al lado de alguien más.

"Así son las cosas, Jeon, tú no la puedes tener y aunque te jactes de ser un gran hijo de puta no podrías tenerla como la "querida", encerrada en un departamento a tu disposición o tiempo libre en Busan. 

Esta chica ha sufrido demasiado en su vida y la has ensuciado en el proceso, no le arruines la posibilidad de que alguien la amé y la cuide como tú nunca podrás."

Eso es verdad.

Aunque desde que está conmigo come regularmente, se le nota, no todo lo que hice fue malo. 

La destapé de a poco, tenía las caderas más llenas, la cintura más redondeada, su vértice quedó a la vista y mi entrepierna punzó en respuesta a la visión.

Hermosa.

Me levanté del piso y fui hasta el perchero, allí  busqué en los bolsillos de mi abrigo me habia olvidado mi teléfono móvil y lo encendí, lo tenía apagado porque aquí no había señal.

Volví a su lado y me senté, le tomé docenas de fotografías con mi teléfono, todas serían mi secreto, uno más a la lista de formas de tomar todo de ella sin preguntar, sin avisar.

Dejé el teléfono a un lado y le abrí las piernas. 

No sé inmutaba.

Le besé detrás de las rodillas y seguí ascendiendo con pequeños besos por el muslo hasta que llegué a su cadera. 

Si le pasaba la lengua por sus pliegues se despertará inmediatamente pero no lo quería fácil, buscaría la forma más difícil de despertarla. 

Aunque el tiempo apremiaba. Si no se levantaba llegaríamos tarde a la sorpresa que le tenía preparada.

Seguí subiendo hasta sus senos, primero lamí y chupe un pezón hasta que se puso erecto y luego lo hice con el otro. 

—Mmmmmmhhhhh —una reacción. Levantó su pelvis hacia mí.

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora