Cap 12

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En la puerta del edificio miré hacia arriba con la boca abierta, trece pisos tenía el aparthotel de lujo frente al que estaba parada. Se leía Wilde en letras doradas en el frente.

Subí los dos escalones hasta la amplia puerta vidriada y empujé, al ingresar un hombre de mediana edad con traje a medida me dió las buenas tardes con una hermosa sonrisa.

—Buenas tardes, soy Lisa Manobal y soy una invitada del Dr. Jeon.

—Señorita Manobal, la estaba esperando. Soy Tony jaa. —caminó detrás del mostrador en la entrada y volvió con una llave en la mano—. El piso es el número doce y la habitación la número ochenta y nueve. Que tenga buenas noches.

—Gracias, Tony. Tomé la llave y me dirigí al ascensor, el lobby estaba vacío, era extraño que en un hotel tan grande no me hubiera cruzado con nadie. Subo al ascensor y pulsé el botón del piso doce, sosteniendo la llave como si fuera una bomba Molotov.

El viaje en el ascensor se me tornó eterno, me miré en el espejo, tenía los ojos brillosos y la nariz colorada, ¿frío o ansiedad?

El pin que me alertó que había llegado al piso doce me hizo sentir un sudor frío por la espalda. Observé la hora en mi móvil. 18:45 hs. Todavía estaba a tiempo de salir huyendo.

Observé otra vez mi rostro en el espejo, no podía ser tan mala hija, tampoco es que me estaba obligando a nada, solo era cumplir con mi parte del trato.

Salí del aparato y caminé por el largo pasillo con pinturas a cada lado en las paredes hasta que ubiqué la habitación de Jungkook.

Metí la llave en la cerradura y entré.

Podía esperar muchas cosas de este lugar pero nunca de la imagen al lado de la cama, un enorme ventanal cubría casi toda la pared con una belleza imponente de la noche en Bangkok.

Cerré la puerta, dejé las llaves sobre la mesa en la entrada y caminé hasta el fondo de la habitación donde estaba el ventanal. 

La cama King Size y el sillón esquinero negro se burlaban de mi.

La vista era increíble, realmente estaba estupefacta viendo el río, las torres, los edificios, los árboles. Estaba fascinada.

Volví a mirar la hora. 18:50 hs. 

Busqué con la mirada el armario, fui hasta allí y abrí las puertas. No había demasiada ropa, algún que otro traje, camisas, remeras, muy poca ropa, ¿cuánto hacia que vivía aquí? Miré a mi alrededor y me di cuenta que estaba todo demasiado impoluto.

No me permití ahondar en eso, busqué la percha dónde estaría lo que dejó para mí.

Era un simple camisón liso con detalles de encaje en el busto de seda negra, precioso, nada revelador. Junto a él había colgado un antifaz de los que se utilizan para dormir.

Saqué la percha y antes de dirigirme al baño a cambiarme tomé una de sus camisas y aspire su olor. Hugo Boss.

Entré al baño casi sin prestar atención al mobiliario y me quité toda la ropa a la velocidad de la luz, me puse el camisón y volví a salir de la habitación, cuando estaba por sentarme recordé el antifaz y volví a correr al baño.

Volví a sentarme en el sillón. ¡Listo, Lisa! Estoy en posición, preparada para lo que sea que tenga que pasar.

No sé cuánto tiempo paso hasta que lo oí entrar.

Esto de mantener los ojos tapados me permitía tener más desarrollada la audición, oí absolutamente todo. 

Cómo dejaba sus llaves y otras cosas sobre la mesa.

ERES MI DESEO   (LISKOOK//LIZKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora