ERES MI DESEO (LISKOOK//LIZKOOK)

Cap 58

—Jungkook. —Jisoo me llamó bajito. Rira dormía sobre mi pecho—. Despertó.

Abrí los ojos. Me orienté donde estaba.

Mi departamento.

Jisoo sonreía y asentía.

Tomó a su sobrina en brazos para que me levanté de la cama, me estiré como un gato.

—Hijo, date un baño antes de ir al hospital. —mi madre y mi padre también estaban aquí desde hacia varios días, yendo y viniendo pendientes de todas nuestras necesidades.

—No se si dejarla. -—la miré dormida en los brazos de Jisoo.

—Dos hijos crié y aunque uno es a veces un idiota no lo hice tan mal. —me regañó mi madre—. Ve a bañarte.

Media hora después era un hombre nuevo, aunque con bolsas negras que me hacían un panda andante.

Al llegar al hospital en lugar de ir a la habitación de Lisa, primero fui al consultorio de Nam, toqué a la puerta.

—Adelante. —se oyó desde adentro.

Me asomé, estaba solo.

—Jungkook. —saludó sonriendo.

Caminé hacia su escritorio y lo levanté de la solapa de su guardapolvo blanco y le estampé un beso  luego lo solté abrazándolo en el proceso.

—Te amo, hijo de puta, te amo. Gracias, infinitas gracias, —lo solté y me arrodillé a sus pies—. Gracias, gracias.

—Idiota deja de hacer el ridículo, hubieses hecho lo mismo por Jisoo. —me levantó desde el hombro.

Lo agarré de la mejilla y la nuca.

—Namjoon, ayudaste a Lisa, no solo salvaste su útero sino su vida, no se que hubiese sido de mi si la perdía. —realmente estaba agradecido. 

Había pasado unas horas agónicas mientras ella estaba en quirófano. Había perdido tanta sangre que estuvo dormida varios días. Me ardía la piel por ganas de ir a verla pero si no fuera por este hombre aquí no hubiese sido posible. Por eso para mí era tan importante agradecerle y aún no lo había visto.

—Ya está Jungkook, no hay nada que agradecer, soy médico y actúe en consecuencia. ¿Fuiste a verla?.

—No, vine aquí primero.

—Lo imaginé, vamos no la hagas esperar. —

salimos los dos del consultorio y fuimos a la habitación de Lisa.

Cuando entramos estaba despierta mirando por la ventana hacia el paque frente al hospital.

—Mi Amor. —casi me desmayo de alivio al verla bien, mi voz rota, ronca.

Ella se giró y me vió, su cabello iluminado por el sol, sus ojos  apagados por los días que estuvo dormida. 

Tan hermosa, tan mía.

Caminé hacia ella y me arrodillé al lado de su cama.

—Mi Amor. —repetí—. Te amo tanto.

—Si, sí yo también, ¿dónde está mi hija?

—Tan demandante ella. —le sonreí como un idiota enamorado—. Índice que estás recuperada.

Entrecerró los ojos.

—Namjoon prepara el quirófano, una vasectomía aquí para Jeon.—le dijo a mi cuñado.

El susodicho se reía. Todavía nadie le había contado con lujo de detalles lo que había pasado.