Maldito Amor - The Hoffmans #3

4. Frank

Es sabado por la mañana, lo que significa que Nath estaria en casa y por ende, es mi oportunidad de tomar el control de la situacion antes de meter aun mas la pata, habia pensado en sus palabras, comenzando a darme cuenta que durante todo este tiempo habia estado viendo las cosas desde el angulo equivocado, la mujer no queria que la dejara tranquila, ni mucho menos, ella queria que luchara por ella.

Pienso en como la habia conquistado en primer lugar, sí, habia regalos y cenas elegantes, pero durante todo el tiempo que habiamos estado juntos, incluso cuando simplemente queria algo casual, habia sido yo quien habia tomado la iniciativa, y ella parecia responder a ello mucho mejor que cuando simplemente espero de forma paciente a que se de cuenta que estoy dispuesto para ella.

Asi que despierto temprano y me doy una ducha rapida, aun compartimos el baño, por lo que toco antes de entrar, pero ella esta aun en su habitación, que es anexa a la de los bebés, los chicos siguen durmiendo, asi que intento ser rapido, hago una mueca de dolor cuando me estiro, incluso con todo el tiempo, mos cicatrices siguen doliendo de forma ocasional, especialmente mi espalda, que habianquedado completamente destrozada, en mi pecho la quemadura de Aleksey habia arruinado por completo mi tatuaje y mi musculo pectoral, mi cuerpo entero estaba lleno de cicatrices ahora, lo que me obliga a mantener mi torso y brazos cubiertos por completo, aun no estoy preparado para que mis hijos vean todo el daño al que habia estado sometido.

Alenna solia esconder sus propios tatuajes y cicatrices con cuellos altos y mangas largas, nunca lo habia entendido hasta que yo mismo tuve mas cicatrices de las que alguna vez creí, y aunque nunca fui un fan de los tatuajes, tambien habia comprendido el por qué mi hermana habia continuado haciendolos a pesar de que los cubría, miro la lista de nombres en mi flanco izquierdo, los nombres de mis hijos en orden de nacimiento, los habia tatuado hace un par de meses, y bueno, los demas tatuajes habian llegado por inercia, en la cara interna de mi bicep estaba el nombre de Natasha, buenoz en realidad era su firma, queria de alguna forma de que estuviera conmigo, incluso si el divorcio habían sido inevitable.

Habia estado tentado a tatuarme sus ojos, pero habia temido que lo encontrara poco atractivo, incluso si en su momento lo habia considerado como buena idea.

Una vez que salgo de la ducha, voy hasta la cocina y preparo el desayuno, los quintillizos no tomaban pecho al cien por ciento desde que Orange habia estado a punto de arrancarle el pezon a Natasha, pero aun asi ella seguia ofreciendoles su leche en biberones, asi que la alimentación complementaria es parte de mi aporte con la alimentación.

Para cuando Max aparece en la cocina con su cabello hecho un nido de ratas y marcas de saliva en su mejilla, el desayuno está casi listo, por lo que cargo a mi niña, que se recuesta en mis brazos de inmediato

- ¿Y que le pasó a tu pelo, princesa? - pregunto, dejando a un lado los platos de los quintillizos y llevando a Max hasta el baño, aun me costaba conseguir que la pequeña cepillara sus dientes al despertar, pero es un trabajo en progreso.

- La señora Boa quería jugar - dice sencillamente y yo hago una mueca, la señora Boa estaba fuera de su jaula, genial, ahora tendria que buscarla por toda la casa.

- Te he dicho que no puedes sacar a la señora Boa en las noches Max - me quejo, Marcus me habia pedido hacerse con el animal, el chico era quien lo alimentaba la mayor parte del tiempo, pero Max estaba definitivamente encariñada con el animal - es peligroso.

Ella me mira con desdén (una mirada terriblemente similar a la de su madre) y procede a enumerar cada una de las razones por la que evidentemente estoy equivocado.  Yo la escucho atentamente junto con sus planes de hoy mientras le doy una ducha, frunciendo el ceño al escuchar los comentarios sobre sus nuevas amigas, las mocosas comenzaban a sacarme de quicio.