49. Natasha

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Despierto con la voz de mis pequeños llamandome y tirando de mi ropa, especialmente Zhevy, quien se negaba a dejar el pecho, especialmente antes de dormir y al despertar, lo que evidentemente me causaba incomodidad, pero a la vez, una especie de sensación reconfortante al tener sus pequeños cuerpos contra el mío.

- Zhevy Michael Hoffman, deja a tu made en enste instante - Dice mi madre con tono ofuscado, entre gritando y susurrando,  mi hijo suelta un claro "Niet" antes de pegarse en mi pecho.

- Dejalo mamá - murmuro, bostezando, Orange me está mirando fijamente cuando abro los ojos, y al hacer contacto visual conmigo me da esa sonrisa torcida que es identica a la de su padre y me derrite completamente

- Malcrias a estos niños- se queja ella acercandose y mirandome con severidad - Por seis meses te di pecho, dos años es una locura, se me habrian caido los pezones si hubiera dado más a tus hermanos - asegura, tomando a Mörk en brazos, pero mi niño se queja, intentando llegar a mi lado,  Curran está entretenido con mi otro pecho, aprovechando la distracción de sus hermanos.

-  ¿Como puedo decirles que no a estas caritas? - pregunto, acariciando los rizos de Orange, que se recuesta en mi pecho, luciendo triste

- ¿Papá? - pregunta Mörk llegando a mi lado y depositando un beso humedo en mi frente.

Mi corazón se aprieta, claro que están buscando a su padre, el hombre se asegura de darle un beso a cada uno de ellos cada mañana, y es evidente que notan la ausencia de su hermano.

Mi madre se sienta en la cama cerca de mi cabeza, acariciando la espalda de mi hijo y mirandome con cariño

- Van a estar bien, hija - asegura - Ven, tu padre está haciendo hotcakes y tocino.

Sonrío,  porque sé que es la forma de mi padre de hacerme sentir mejor, y lo aprecio, así que me incorporo, agradeciendo la ayuda de mamá y haciendome cargo de mis niños, que terminan en la tina conmigo, y hacen que su abuela corra tras ellos mientras están desnudos, riendo encantados con el desastre que causan.

Yo intento disfrutar de ello, pero mi corazón duele al saber que falta uno, que son cinco y solo debo vestir a cuatro. Sin embargo, me obligo a mi misma a seguir adelante, Frank probablemente estaba intentando convencer a todos en el hospital de que podía irse a casa, buscando cualquier excusa para que le dieran el alta. Así que supongo que ver a los niños lo haria sentir mejor, Max se iría con Tiffany esta misma tarde. Matthew estaba teniendo un tiempo dificil, llorando y teniendo berrinches, irritado por saber que hay algo mal.

Le pongo a mis niños uno de sus monos a juego, un overoll de color azul oscuro con un precioso sueter amarillo, y sus zapatos nuevos de patitos, sonrío divertida cuando veo a mamá pelear con Zhevy  por el peinado, sin embargo, la abuela gana y mis cuatro zanahorias tienen su cabello firmemente aplastado hacia un lado, con sus pequeños rizos formandose en la parte trasera, una vez perfumados y listos, le doy un beso a cada uno de ellos, y empaco el mismo juego de ropa en la mochila de hospital que estoy preparando para Carrot.

- Mami ¿donde anaoria? - pregunta Curran acercandose y tirando se la parte delantera de su overoll con expreisón preocupada,  es el más cercano a Carrot, y por su media lengua seguía confunfiendo el nombre de su hermano, llamandolo zanahora de forma adorable.

- Hermanito está  enfermo - explico acariciando su mejilla, mi hijo me mira frunciendo el ceño y viendo a sus otros hermanos, buscando, ansioso

- Donde aodia mami - insiste al borde de las lágrimas,  lo que me hace dificil conseguir darle una respuesta.

Mamá  me salva, palmeando con fuerza para llamar la atención de los cuatro.

- ¿Quien quiere hotcakes? - pregunta, mis niños se interezan, pero Curran parece dudar, ansioso

Maldito Amor - The Hoffmans #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora