Maldito Amor - The Hoffmans #3

36. Natasha

Despierto con la luz del sol en mis ojos, y gruñendo ligeramente en un intento de apartarme, busco refugio en el pecho de Frank, que ríe ligeramente mientras me abraza, depositando un beso en mi coronilla.

Mi cuerpo entero duele ligeramente, luego de hacer el amor por primera vez, Frank me habia tomado de todas las formas posibles, asi que no puedo evitar sonreír como una idiota al sentir su cuerpo completamente duro contra el mío,  su erección matutina haciendome desearlo incluso ahora, me contoneo contra él,  pero gruñe lígeramente y me sostiene en mi lugar

- Eso no es para ti, no seas golosa - murmura contra  mi oído, su voz ronca por el sueño siendo un afrodisíaco en si mismo

- Pero está  justo allí  - me quejo,  deslizando una mano hasta sostener su erección, Frank se queja de nuevo,  apartando mi mano mientras rie entre dientes, aplastandome con su cuerpo, no es que me queje, su torso definitivamente es perfectamente duro y comodo...y sexy, incluso con todas las cicatrices, simplemente...me encanta.

Y es todo mío, dejo escapar una risita nerviosa mientras me aferro a él,  estoy casada, con Frank.

- ¿Contenta, esposa? - pregunta él, acariciando mi espalda desnuda mientras me aferro a él, río de nuevo ante el uso de la palabra, porque sí,  lo estoy y mucho.

- ¿No podemos quedarnos aquí todo el día? - pregunto, tomando una respiracion profunda, disfrutando de su aroma masculino.

- Mmmmm, tentador - admite luego de un rato - pero hay una tina caliente esperando por nosotros en la habitación  - susurra contra mi - Y para salir de aquí  definitivamente tendremos que pasar por el comedor, así  que hay que vestirse antes de que se haga más  tarde.

Gruñendo, pero realmente tentada ante la idea un baño caliente, nos vestimos de nuevo, o bueno, yo me siento a observar la forma perfecta del trasero duro de Frank mientras se pone sus pantalones, una vez que termina, descubro que a demas hay un pequeño recipiente para enjuagarnos ligeramente, por lo que para cuando realmente conseguimos salir del jardín,  el sol está completamente afuera y hay un par de empleados pululando alrededor de los pasillos, sin embargo conseguimos llegar a nuestra habitación sin demasiados problemas.

- Espera, espera - dice Frank tirando de mi antes de abrir la puerta, lo miro con curiosidad, y dejo escapar un grito de sorpresa cuando me toma en sus brazos - Nos saltamos una parte importante- murmura, antes de empujar la puerta con su pie y llevandome al interior.

Me carga todo el camino hasta  en centro de la habitación, rodeo su cuello con mis brazos,  disfrutando del tratamiento de princesa, definitivamente sintiéndome como una, Frank me deposita con cuidado sobre mis pies, pero me mantiene cerca de su cuerpo, sus ojos fijos en los míos

- Te amo, con cada parte de mi ser - susurra,  acariciando mi barbilla con cuidado, haciendo que mi corazón se salte un latido, abro la boca para responder, pero me detiene, poniendo su dedo ligeramente sobre mis labios - dejame hacerme cargo de ti - murmura, besando mi mejilla, tomo una respiracion profunda mientras desliza sus manos por mis brazos, sin dejar de mirarme, desabrocha mi top con un solo movimiento,  mi corazón palpita con fuerza, y como si fuera la primera vez, mi respiración falla al ver la expresión intensa en su rostro, sus manos grandes acunan mis pechos sensibles, y una media sonrisa de satisfacción aparece en sus labios mientras acaricia una de las marcas de succión que habia dejado en mi la noche anterior, pellizca mis pezones, dejo escapar un chillido de sorpresa, hago un puchero cuando se rie ante mi reacción,  sus manos continuan explorando mi cuerpo, deslizando la falda por mis caderas, enviando escalofrios por mi cuerpo, se arrodilla frente a mi, besando mi cadera  y la parte interna de mi rodilla, acariciando mis pantorrillas y desnudandome completamente,  sin dejar de tocarme un segundo, se incorpora - Eres malditamente hermosa  - gruñe con posesividad, tomando mi trasero entre sus manos y presionandome contra él  con fuerza, levantandome hasta que nuestros ojos están al mismo nivel.