Natasha se aferra a mi con uñas y dientes, y me vengo tan fuerte que estoy mareado por una milesima de segundo, mi corazón latiendo a un millón por segundo y mi cuerpo entero empapado de sudor, la he tomado sobre la encimera del baño, y su cuerpo está teñido de su rubor hasta por encima de sus pechos, sus labios hinchados y su cabello estaba humedo y pegado a su piel. La imagen mas jodidamente sexy del mundo.
Intentando retomar mi aliento y besando la punta de su nariz mientras que sus ojos verdes intentan enfocarse de nuevo, me deslizo fuera de ella, disfrutando de la vista incluso más mientras veo sus pliegues enrojecidos manchados con mi semilla. Ella sonríe, luciendo satisfecha y tirando de mi en un beso, esta vez de forma suave y dulce.
- Te extrañé, grandote - murmura contra mis labios.
- Y yo a ti, Sol - aseguro, sintiendo sus manos buscar de nuevo el boton de mi camisa, cierro los ojos, dejandola hacer, ambos estamos demasiado cansados para otra ronda, y sé que no se detendrá hasta que le de una explicación.
- ¿Piensas decirme por qué sigues usando la camisa? ¿O tengo que averiguarlo por mi cuenta? - pregunta finalmente, susurrando con voz dulce mientras deshace los botones de mi camisa, me he deshecho del pantalón hace unos minutos, pero no habia tenido el coraje de quitarme la camisa.
Tomo una respiracion profunda cuando su mado suave se posa sobre mi abdomen, su contacto consiguiendo hacer que mis defensas caigan de inmediato, sin embargo, tomo sus manos entre las mías, ella me mira con curiosidad, su ceño frunciendose ligeramente con preocupación
- Yo...No quiero asustarte - admito, besando sus manos con cuidado - Las cicatrices....
Su ceño se frunce aún más y puedo ver el momento en que todo hace clic en su mente, y creo que tal vez ella no lo ha ia considerado o asimilado, si bien sé que ella ha ia visto el video donde Aleksey me marcaba con el sello metálico de mi padre, el resto de cosas que me ha ia hecho...
- Yo tengo una, también - dice ella en cambio, tomando mi mano y llevandola a su abdomen, donde la cesarea habia dividido su vientre, no es la misma cesarea que he visto otras veces, al haber sido una emergencia y haber sido operada en medio del caos y un paro cardiaco, era un poco más gruesa de lo normal e irregular.
- Es una cicatriz hermosa - le aseguro - Por allí nacieron nuestros hijos - le recuerdo, Natasha pone los ojos en blanco
- Es horrible y lo sabes - se queja, quiero replicar, pero pone un dedo en mis labios, silenciandome - Aprecio que creas que es hermosa porque trajo vida a este mundo - admite, antes de deslizar sus manos hasta mi abdomen, aún sin mirar, las desliza lentamente hacia arriba, buscando la quemadura - Pero tu estabas dispuesto a dar tu vida por nosotros, a demás...con esa sonrisa y esos ojos azules ¿como podrias asustarme?- dice en tono juguetón, presionando la palma de mi mano contra mi corazón, que late desvocado ante su contacto.
Cierro los ojos, asintiendo mientras ella desliza su otra mano por debajo de mi camisa hacia mis hombros, empujandola hacia atrás, exponiendo mi torso, el jadeo de sorpresa que deja escapar me hace encogerme, pero tan rápido como llegó, sus manls están de nuevo en mi
- Oh, cariño - dice con voz dulce, la punta de sus dedos trazando con cuidado mi pecho, mi abdomen - Te hiciste un tatuaje y no me lo dijiste - se qujea con tono juguetón, aunque cuando abro los ojos, su expresión es casi solemne, ojos llenos de lagrimas y una mirada de orgullo mezclada con tristeza
Sin poder evitarlo, sonrío ante su intento de aligerar la situación.
-¿Te gusta? - pregunto, terminando de quitarme la camisa, ¿como pude haber dudado de su reacción? Natasha es...si alguien entiende lo que significa para mi, es ella, mierda quiero besarla de nuevo, asi que lo hago, sintiendome terrible al ver sus lágrimas - También estás tu - añado, enseñandole el tatuaje de su firma en mi brazo, ella hace un puchero y se aferra a mi cuello, llorando.
- Te amo, Frank - llora, aferrandose a mi - Lamento haberte dejado cuando...
- Hey, hey - la detengo, obligandola a mirarme y sosteniendo su rostro en mis manos, ella es una de las personas más preciadas en mi vida ?como puedo permitir que se sienta de esta manera? ¿Como pude dejarla ir tan facilmente? - Nunca, jamás te disculpes por eso - digo con firmeza - Ambos teniamos que sanar, yo no fui un buen prometido, esposo o padre durante mucho tiempo, haberte lastimado es de lo que más me arrepiento Natasha, estar separado de tí, dolió cada maldito segundo, sí. Pero jamás te disculpes por ello, incluso si tu no hibieras estado en mi vida en ese momento, me habrian torturado - aseguro, apoyando su frente contra la mía - Sol, de no ser por ti, tal vez ni siquiera habria tenido las fuerzas de seguir, asi que no, no te disculpes por nada del pasado, ¿está bien?
Ella asiente, pero aun puedo ver el dolor en sus ojos, sus manos aferrandose aun a mi pecho, como si creyera que voy a desaparecer de un momento a otro.
- Aun asi me habria gustado saberlo - murmura, deslizando sus dedos por una cicatriz cerrada en mi costilla, que viaja todo el camino hasta mi ombligo - ¿Aún duelen?
- No, no cuando estoy contigo - aseguro con sinceridad, ella limpia sus lagrimas e intenta poner una sonrisa en sus labios, la beso con cuidado - Tu eres mi felicidad, Sol
- Y tu la mía, grandote - asegura, sonriendo antes de tomar una respiracion profunda y mirarme con seriedad - Ahora, date la vuelta - ordena, su voz ligeramente temblorosa - porque estoy sintiendo una cicateiz bastante fea en tu espalda Francis y te juro por Dios que si Aleksey no estuviera muerto, ahora mismo iria a Rusia y lo despellejaría vivo
Sonrío ante la expresión fiera en su rostro, Dios, como mo a esta mujer.
- Te creo, Sol - aseguro, intentando alargar el momento.
Realmente preocupado por su reacción a mi espalda, pero ella me mira con seriedad, conociéndome y aunque renuente, me obligo a mi mismo a darle la espalda, ella toma aire con fuerza, las cicatrices en mi espalda son diferentes y más crudas, Aleksey habia ordenado que me dieran latigazos y me marcaran con un soplete, asegurandose de dejar quemaduras de primer y segundo grado, dolorosas, y lentas para sanar, los latigazos cubrian mi espalda desde mi hombro hasta mi cadera, largas lineas gruesas a causa de las diferentes ciccatrices alineadas unas con otras, siento las manos de Natasha trazarlas, apenas un roce de sus dedos a causa de la perdida de sensibilidad en algunos lugares.
No estoy seguro de cuanto tiempo pasa examinando mi espalda antes de pasar a mis brazos, un par de cortes profundos en mi brazo derecho, cicatrices redondas en mi costadl eran de tabaco que habian apagado en mi, mi bicep estaba marcado por una cicatriz desde en hombro al codo, dos cicatrices de bala también, Natasha examina cada una de ellas con gentileza, acariciando las más gruesas y besandolas ligeramente, cuando sus manos rozan la quemadura en mi cadera, estoy frente a ella de nuevo y me mira con curiosidad
- ¿Tambien tus piernas? - pregunta, sus ojos aun húmedos, acaricio su rostro con cuidado y la ayudo a bajar de la encimera. Estoy desnudo frente a ella, en más de una manera, le permino acceso a cada centimetro de mi, le muestro las cicatrices allí donde Aleksey lanzaba su cuchillo en mi pierna solo para divertirse, en el parche deforme que era mi muslo izquierdo, alli donde me había arrancado la piel con una pinza.
- ¿Como es que nunca dijiste nada? - pregunta, acariciando la cicatriz que probablemente veía mas seguigo, la que estaba debajo de mi ojo derecho
- ¿Por qué habria de hacerlo? - pregunto - ¿Como le explico esto a los niños?
Ella aprieta los labios, pero asiente, comprendiendo antes de depositar un beso sobre mi corazón, de la misma forma que solía hacerlo antes, salvo que en lugar de besar la vieja ciccatriz donde mi padre me habia apuñalado, besa la quemadura en mi pecho.
- Gracias por compartirlo conmigo - dice finalmente con una sonrisa dulce - Y lamento que tuvieras que guardar el secreto tu solo.
- Lo que importa es que ahora estamos juntos - digo tirando de ella hacia mis brazos, besando su cuello y disfrutando de la sensación de su piel desnuda contra la mía.
- ¿Y Quien dijo que estamos juntos? - preginta divertida, fingiendo pensarlo - Yo definitivamente no
- Oh, dijishe que me amas Hoffman, no te vas a librar tan fácil - aseguro cargandola en brazos y llevandola a la ducha, ella se rie, y es el mejor jodido momento del mundo.
Con Nath en mis brazos, sé que todo va a estar bien.
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Maldito Amor - The Hoffmans #3
RomanceLuego del tarmenta, finalmente llega la calma. Un año después de que el caos y la muerte azotara a su familia, Frank quiere disfrutar de su retiro y finalmente dedicarse a sus hijos, pero con el corazón roto, viendo a su hijo mayor conseguir la feli...