34. Natasha

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Cuando llega el momento de caminar hacia el altar, estoy completamente ansiosa y nerviosa, incluso si he vivido con el hombre por casi dos años, y tenemos cinco hijos juntos, sin mencionar que me ha visto en mis peores momentos y probablemente jamás pueda estar con otro hombre en la tierra, porque lo amo tanto que duele.

Pero aqui estoy, completamente insegura de si estoy tomando la decisión correcta.

Sin embargo, todas y cada una de mis dudas desaparecen en el instante en que aparece frente a mi, cuando las grandes puertas arqueadas que dan al jardín  se abren y la musica suave comienza a sonar de fondo mientras todos los invitados se giran para mirarme, no presto demasiada atención  a Max caminando delante de mi con su ramo de flores, o al ligero apretón de confianza que me da mi padre cuando comenzamos a caminar.

En ese preciso instante, solo existe él, sus ojos oscuros fijos en los míos, está  vestido de blanco y azul al igual que yo, con un atuendo tradicional como el mio, que le sienta de maravilla, y en cuanto me ve, esa media sonrisa de satisfacción que hace que mis piernas tiemblen se extiende por su rostro en una sonrisa completa y llena de emoción.

Cuando llego finalmente junto a él,  mi padre toma mi mano y la de Frank, mirando con seriedad tipica de general a mi futuro esposo, aunque teniendo en cuenta que Frank es unos buenos quince centímetros más alto que mi padre, consigue parecer solemne.

- Te entrego al más  grande tesoro que tengo, Francis - dice mi padre, en tono que seria amenazante si no estuviera evidentemente conteniendo el llanto - Sé  que ustedes dos ya han hecho de las suyas - añade, y Frank contiene una sonrisa, intentando parecer serio, pero intercambiamos una mirada complice mientras yo intento contener una risita nerviosa - Cinco  de hecho - añade papá, lanzando una mirada a donde las niñeras intentaban mantener a los quintillizos en silencio, haciendo reir finalmente al resto, yo cierro loa ojos, entre avergonzada y agradecida que solo esten presentes nuestros hijos y familia, mi padre sin embargo, continúa con seriedad -    Te la entrego porque confío en ti, a pesar de los...percances - asegura mirando a Frank con severidad - Has demostrado que te preocupas por ella, así que hoy ante los ojos de Dios, y de los presentes, te pido que la cuides para siempre...Hasta que la muerte...y nada más,  los separe - finalmente, papá  pone mi mano en la de Frank, antes de añadir lo suficientemente bajo como para que solo Frank y yo podamos escucharlo - Y si fallas, la muerte está cargada en mis pantalones.

- !Papá! - me quejo, mortificada, pero Frank asiente

- No será  necesario - promete, tomando mi mano con firmeza y besandola.

Papá  asiente, satisfecho y se gira hacia mi, besando mi frente con cariño.

- Te amo, florecita.

- Y yo a ti papá - aseguro, con los ojos humedecidos por la emoción.

Una vez que mi padre se sienta, Harold, que se ha puesto un atuendo similar al de su padre pero color marron con bordados dorados, se acerca a nosotros, Frank aprieta ligeramente mi mano, y noto entonces que a los pies de Harold hay una especie de fuente para crear una pequeña fogata, el diseño está  cubierto por un texto que no comprendo, y alrededor hay almohadones y un espacio para sentarse.

- Hoy es un día  especial - comienza Harold, dirigiendose a todos, su expresion es seria y parece un poco mayor, su voz es fuerte y llena de seguridad, lo que me hace sentir orgullosa - Hoy se unirán no solo dos vidas, sino dos familias - asegura, mirando a los Hoffman y a sus hermanos y abuela.

La ceremonia consiste en tres rituales, primero, las ofrendas al fuego, mientras Harold recita palabras que no comprendo, Frank y yo repetimos al pie de la letra mientras encendemos la fogata, quemando en ella las ofrendas, que consisten en un distintas especias y flores secas que peoducen un aroma dulce y fuerte.

Maldito Amor - The Hoffmans #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora