Maldito Amor - The Hoffmans #3

45. Frank

Movido por la frustración, pateo los restos del jarrón roto, preguntándome como no había previsto la situación, le había dado mi voto de confianza a Marcus, y ahora, no solo había hecho algo que juré nunca hacer en la vida, había golpeado a Marcus, pero la forma cruel en que había tratado a Natasha me había hecho perder la cordura por un segundo, sin mencionar la rabia y decepción que tengo como padre por su insensatéz.

Luego de que Natasha se había retirado, evidentemente herida y decepcionada, Marcus se había girado hacia mi, y aunque detesto admitirlo, es como un reflejo de mi mismo, tal vez no necesariamente a la misma edad, pero la misma mirada desafiante y determinada que había visto tantas veces en el espejo ahora me regresaba la mirada, su voz más cruel de lo que jamás creí que escucharía.

- Jodete, no te necesito - había dicho - ni a ti ni a tu puto dinero, ni un puto apartamento o una moto de mierda.

- ¿Es eso lo que crees que es el problema? - pregunto, dándo un paso hacia adelante, estoy acostumbrado a ser un hombre intimidante, pero incluso si puedo ver que Marcus retrocede lígeramente, esl lo suficientemente alto y fuerte ahora como paramirarme a los ojos y desafiarme, y no pienso jodidamente tolerarlo en esta situación - A mi puedes decirme lo que se te de la gana, me importa una mierda, pero no pienso permitir que trates de esa manera a tu madre

- Ella no es mi puta madre - gritó - Mi verdadera madre está muerta y jodidamente enterrada - dice con tanta dureza y odio que consigue hacerme retroceder

- Jeanice estaría muy decepcionada de ti - respondo en cambio, negando, Marcus no responde, su cuerpo entero temblando ahora, cuando toma sus llaves de la mesa, una especie de sensación de frío me recorre - No - digo, casi con pánico, hay una razón por la que odio las motos, son armas mortales.

- Querías que me fuera - dice en cambio, retrocediendo  con ojos llenos de lágrimas, Max, que ha estado en silencio y observando junto a Harold completamente pasmados, parece entender lo que sucede y corre hacia su hermano

- Marcus, Marcus, no te vayas - llora ella, pero yo la detengo, Max patalea - Marcus - llama ella, intentándo empujarme lejos y golpeandome en su intento por escapar.

- Lo siento Maddie - dice finalmente - Cuida a Tatia por mi ¿vale?

- Marcus - llamo yo finalmente - Ve a tu habitación, podemos hablarlo en la mañana y...

- No hay una mierda que hablar - grita, abriendo la puerta con tanta fuerza que el jarrón sobre la mesa de de entrada cae, quebrandose en pedazos - Amo a Allison y eso es suficiente para mi.

Cuando se va, Max llora y finalmente me empuja, sus golpes furosos llaman mi atención al ver la expresión feroz en su mirada

- Ya no te quiero - dice con el rostro enrojecido - Hiciste que se fuera.

Ni siquiera puedo reaccionar de forma apropiada, ¿qué se supone que responda? mi primer instinto es ir tras él, pero no sé a donde irá, su relación con esa chica era no solo problemática sino peligrosa, completamente inapropiada, Allison tenía lazos con personas equivocadas, y estaba con mi hijo por las razones incorrectas, maldiciendo mientras intento tomar una decisión, el grito de Natasha rompe el terrible silencio mientras que la misma sensación de hielo frío recorriendo mi espalda aparece, esta vez, mi cuerpo entero parece fallar cuando la escucho gritar mi nombre, el terror en su voz me hace pensar lo peor

- ¡Fraaaank! - grita, con tanta desesperación que el llanto de Max cesa de inmediato, y Harold y yo corremos hasta la habitación tan rápido como podemos - Carrot, por favor, Fraaaank -  grita Natasha de nuevo.

La visión es desgarradora y completamente me hiela la sangre, mi hijo, mi bebé está incosciente en los brazos de su madre mientras que los demás niños lloran asustados por los gritos de su madre, Natasha llora completamente destrozada mientras que Harold se paraliza en la puerta principal, yo siento que el mundo entero se mueve en camara lenta, corro hacia mi hijo y mi esposa, intentándo recordar cada uno de los pasos que tantas veces había estudiado con la esperanza de nunca tener que llevarlos a cabo.