Suspiro satisfecha mientras Frank besa mi cuello y me braza desde atrás, usando sus manos para acariciar mi cuerpo, finalmente sentía que algo había caído completamente en su lugar desde la cena de Viktor, no solo por el sexo, el cual había sido completamente deslumbrante y muy muy necesitado, sino porque esa barrera que había entre Frank y yo finalmente parecía haber caído completamente, sus cicatrices habían sido algo duro de asimilar, especialmente porque bueno, no debía de haber sido una sorpresa para mi, yo misma había visto al hombre ser torturado por el amor de Dios, debí haber asumido que su cuerpo estaría...bueno, marcado.
- ¿No deberías estar descansando? - pregunto, soltándo el cuchillo y la zanahoria que había estado intentando cortar antes de que el hombre aparecierda.
- No puedo descansar cuando te tengo alrededor con estos...mmm pantalones que creí haber botado el mes pasado - murmura dicertido acariciando mis pantalones de pijama, que son pantalones de baloncesto robados del cesto de ropa de Marcus, Frank se ríe ante mi selección de ropa cómoda, pero estoy en casa y es mi día de cuidar a los quintillizos, lo que significa que estoy completamente asquerosa y para nada sexy sin emabargo, el hombre parece un adolescente hormonal.
- Mmmm, alejate de mi guardarropa - replico, dándome la vuelta y rodeando su cuello con mis brazos - Limitate a seguir llenandolo con lindos vestidos y zapatos
- Ajá - se ríe, besando la punta de mi nariz - El padre del chico al que Marcus le rompió la nariz me acaba de llamar - informa, sonando irritado, me estremezco de solo recordarlo, había conseguido escuchar los comentarios sobre mi y Marcus había reaccionado en consecuencia, yo misma habría abofeteado el chico de haber estado más cerca, pero no había esperado lo que sucedió después, no solo superaban en número a mi chico, sino que lo habían golpeado con fuerza, el cirujano plastico se había asegurado de que la herida estuviera bien cerrada, pero el corte era tan profundo e irregular que probablemente dejaría una cicatriz.
- ¿Te está dando problemas? - pregunto apoyando mis manos en su pecho, acariciandolo
- Está intentándo besar mi trasero para tener acceso al club - explica - el muy imbécil como si fuera a permitir a esos mocosos de mierda cerca de mis hijos otra vez - gruñe, antes de mirarme - ¿Sabes lo que dijeron de Harold?
Asiento, Marcus me había contado los detalles.
- No me dijiste que habías comprado el club, por cierto - añado, intentando cambiar de tema, él frunce el ceño y finalmente suspira, abrazandome y apoyando su barbilla sobre mi cabeza.
- Fue una decisión impulsiva - admite - Quiero asegurarme que nada le falte a los niños, los quintillizos han supuesto un gasto bastante grande
- Oh, creeme, recuerdo la factura del hospital - aseguro, riendo divertida mieras él me mira.
Su telefono y el mío suena a la par, lo que normalmente significa problemas, por lo que nos miramos, preocupados
- Es Harold - murmura Frank mientras yo miro el mío
- Es la escuela - ambos contestamos y yo comienzo a hacer mi camino hacia la habitación - Natasha Hoffman ¿En qué puedo ayudarle? - pregunto, normalmente solo llamaban a mi telefono personal cuando algo importante sucedía, y si era mi telefono quería decir que algo sucedía o con Max o con Matt, pues Frank respondía por los dos más grandes
- Señora Hoffman - saluda la directora, sonando tensa, lo que me preocupa aún más, no es la asistenta, es la directora directamente, por lo que algo definitivamente ha pasado.
Frank, que está hablando con Frank entra como un torbellino a la habitación, buscando un cambio de ropa
- Es Max - informa
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Maldito Amor - The Hoffmans #3
RomanceLuego del tarmenta, finalmente llega la calma. Un año después de que el caos y la muerte azotara a su familia, Frank quiere disfrutar de su retiro y finalmente dedicarse a sus hijos, pero con el corazón roto, viendo a su hijo mayor conseguir la feli...