26. Frank

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Dos dias después de la boda, y luego de convencer a Natasha que los bebés estarán bien con mi madre y que son demasiado pequeños aún para mantenerlos en un viaje tan largo como este, finalmente estamos de camino a la vieja casa de mi abuela.

Habia decidido tomarme mi tiempo para consentir a mi mujer, la habia llevado de compras, asi que ahora tenia un precioso vestido de verano que dejaba ver sus hombros pecosos y se ajustaba perfectamente a su cintura, la tela era suave y fresca, perfecta para disfrutar de la brisa, por lo que habia decidido alquilar un convertible.

Natasha suspira y sonríe, poniendose sus gafas de sol y tomando fotografías  del paisaje, de ella misma,  finalmente se gira y me toma un par.

- Sonríe - pide, cuando bajo la velocidad en una señal de alto, toma la oportinidad para una selfie de los dos

- ¿Estás contenta? - pregunto, disfrutando de su buen humor, a pesar de que habia llorado luego de dejar a los niños con mi madre, era evidente que estaba relajada y completamente tranquila

- Bastante - admite, mirandome con una sonrisa cariñosa que envia toda la sangre de mi cerebro al sur - Italia es hermoso, ahora entiendo por qué te gustaba tanto.

- ¿Te gustaría vivir aquí? - pregunto,  ella lo piensa, pero finalmente arruga la nariz

- No, demasiado lejos para visitar a mis padres - dice de inmediato - a demás, acabamos de comprar nuestta casa en Nueva York, la sede principal de Harmond está  allí...

Asiento, comprendiendo su punto.

- Siempre puede ser una casa de verano - propongo - O ya sabes, nuestro pequeño rincón especial

- Eso me gusta - dice con una sonrisa dulce - aunque me siento algo culpable por dejar a los niños solos.

- Solo seran un par de semanas - prometo, tomando su mano y besandola antes de volver a tomar el timón del coche - A demás,  la ultima vez que estuvimos solos tu y yo estabas embarazada - le recuerdo - Tendrás un poco más de libertad...y creeme, cuando estén grandes no tendremos muchos momentos como este, mira como se puso Matt anoche

Ella se rie ligeramente,  porque Matt habia insistido en dormir con Nath, al punto de morderme cuando intenté cargarlo a la otra habitación, el mocoso definitivamente tenía preferencia por su madre,  y no tuve el corazón para separarlos una vez que se quedó dormido en los brazos de Natasha, que estaba tan cansada que simplemente encontré mi lugar al otro la de ella, usando mi brazo para cubrirlos a ambos.

- ¿No nos estamos alejando de la ciudad? - pregunta Natasha mirando el subito cambio en el paisaje cuando pasamos por un túnel,  llegando a un acantilado y rodeandolo, ella abre la boca con sorpresa y su sonrida es jodidamente perfecta - Dios, es hermoso.

- Si, lo es - coincido, sin apartar mi mirada de ella.

La casa de mi abuela está algo apartada, que es justo lo que necesito, pero la nostalgia me golpea en cuanto entramos en el valle nuevamente, la casa ha sido mantenida por trabajadores durante los años, asegurandose de que el tiempo no haga muchos estragos, el jardin es amplio y lleno de vida, con una fuente antigua decorada con arquitectura colonial. La "cabaña" es en realidad una pequeña mansión de dos pisos, con diez habitaciones,  seis baños, un salón y comedor que habia convertido en biblioteca hace unos años, la piscina era una adición reciente, principalmente porque Viktor solía adorar meterse al estanque, lo que los patos no adoraban precisamente.

Estaciono el coche frente al portón principal, donde Vito, el guardia sonríe al verme, contento.

- Signore Francisco - saluda alegremente, tomando mi mano efusivamente, hago una mueca ante el nombre,  pero no digo nada

Maldito Amor - The Hoffmans #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora