7. Natasha

2.4K 254 32
                                    

Una cita para la cena de Viktor.

Una jodida cita.

¿En qué demonios estaba pensando? Me quejo contra la almohada, no he podido dormir correctamente en los ultimos días,  mi corazon se sentia en conflicto ahora más que nunca, habia sido el estupido impulso al ver la expresion seria en el rostro de Frank ante la mencion de otro hombre.

Pero el hijo de puta se habia limitado a sonreir con suficiencia, como si estuviera seguro de que mentia y no tendria a alguien de quien pudiera sentirse realmente celoso, y eso solo me hacia querer hacer que se diera cuenta de que en realidad, puedo simplemente escoger a otro.

No que realmente tenga una cita ni mucho menos. En realidad, tengo dos dias para conseguir una cita.

- Oh, me gusta, otro hombre definitivamente podria hacer que Frank se de cuenta que no vas a estar para el siempre- aseguró Shelly cuando le conté sobre mi ridiculo plan, ella habia estadl completamente de acuerdo

Sin embargo no encontró a nadie que pudiera acompañarme, la mayoria de sus amigos hombres  eran amigos de Stuart y conocidos de Frank, ninguno de ellos saldria conmigo sabiendo quien soy. Incluso retirado, el nombre de Frank seguia significando un montón en el mundo de los negocios.

¿Y siendo sincera? No tengo precisamente una lista de hombres cayendo a mis pies.

Pienso en mi admirador secreto, los últimos regalos habian sido un poco más personales,  lo que sinceramente era un poco inquietante, más  flores, sí, pero también un par de joyas, nada demasiado ostentoso, pero eran exactamente del tipo que me gustaban, y las notas habian comenzado a dar indicios de que la persona me conocia mas de lo que le daba credito.

Estaba comenzando a asustarme, el ultimo regalo habia llegado a la puerta de la casa, Frank lo habia recibido, eran más flores y un par de zapatos de tacon de mi talla, junto con una caja de bombones.

Marcus se habia comido los bombones y yo habia hecho todo un acto sobre lo encantada que estaba con las flores, que en realidad, comenzaban a ser demasiado. Me gustan las flores, pero esto es ridículo.

Frank no hizo comentario alguno, simplemente habia mirado los zapatos con incredulidad,  probablemente considerando que eran un regalo tonto. Aunque sinceramente loa zapatos no eran mi estilo, sí,  eran tacones altos pero parecian de prostituta, llenos de brillos y capaces de atravesarle el ojo a alguien.

Suspirando y sintiendome agotada por la falta de sueño, me incorporo y salgo de la habitación, los quintillizos siguen dormidos, pero mientras hago mi camino hasta la cocina, noto que la luz de la televisor está encendida,  por lo que me acerco para asegurarme de que no sea Marcus o Harold que se han quedado dormidos en la sala, para mi sorpresa,  es Frank, está sentado en el sofá, viendo las noticias sin sonido mientras trabaja en algo sobre la mesa  de centro, tiene su laptop y un par de papeles, que lee con detenimiento y expresion cansada.

Sonrío al verlo gruñir y sacar sus gafas de lectura, que el hombre detestaba usar, es uno de esos momentos donde realmente soy consciente de que tenemos toda una vida de distancia entre nosotros, la luz tenue de la televisión ilumina su rostro de forma que sus canas son algo más visibles, las arrugas de preocupación se forman en su rostro mientras que revisa los papeles.

- Maldita sea - se queja, luciendo cabreado, arroja los papeles al suelo y se pone de pie, luciendo completamente frustrado y molesto

- ¿Está todo bien? - pregunto, acercandome preocupada, él  me mira con sorpresa, y hace una mueca antes de mirar los papeles y luego a mi, hay duda en sus ojos, pero finalmente me da una sonrisa triste.

- Los mismos problemas de siempre volviendo a morderme el trasero - dice secamente, invitandome a sentarme a su lado, dudosa, lo sigo, y él  apoya su cabeza entre sus manos, cansado - Tiffany salió del psiquiatrico.

Maldito Amor - The Hoffmans #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora