52. Natasha

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Tomo la mano de Frank en cada oportunidad durante el camino a casa, aunque su ceño está lígeramente fruncido y está atento a su teléfono,  me lanza una sonrisa cada vez que miro en su dirección,  y es suficiente para hacerme sentir mejor.

Los dias sin él han sido cáoticos y estresantes. Tener a una sola persona en el hospital es grave, pero tres de los hombres de mi vida, era demasiado incluso para mi. Aún sigo teniendo pesadillas con Carrot.

Luego de acostar a mi bebé junto con sus hermanos, habia tenido una censación de temor, subita e inexplicable,  creí que habia sido por Marcus, pues lo habia visto alejarE por la ventana, pero en lugar de salir y cuestionar a Frank sobre la discusión,  había regresado junto a mi hijo, para besar su frente, y movida por la costumbre, puse mi mano en su pecho, el terror se habia apoderado de mi en segundos. Y ahora, cuando despierto, sigo teniendo esa sensación de desasosiego de que aún no ha pasado lo peor.

- ¿Donde están todos? - pregunto una vez que entramos a casa, sorprendida ante la inusual calma en el interior, y más aún, de lo increíblemente que está todo. 

Antes, cuando Nona vivía, la mujer se encargaba de todo el personal, y desde se muerte ha sido casi imposible encontrar alguien tan buena como ella, y con tantos niños, siempre había algo fuera de lugar, mi madre era alguien que odiaba la idea de tener tanto personal, por lo que los ultimso días, los Hoffmany los niños se hacían cargo de la limpieza, lo que me había costado un par de jarrones y toda la ropa de color de Harold, que era practicamente todo su armario.

Pero ahora, la casa lucía impecable, y silenciosa. Frank cierra la puerta detrás de mi y toma mi mano, tirándo de mi

- Necesitas descansar - dice acariciando mi cabello con cuidado, antes de tomarme en sus brazos, cargandome con facilidad

- Frank, no, debes descansar y no hacer esfuerzo -  me quejo, alarmada de que pueda hacerse daño.

- No me va a dar otro infarto por llevarte hasta la habitación - se queja de vuelta, luciendo lígeramente irritado antes de avanzar hacia las escaleras, subiendo conmigo aún en brazos, quiero protestar, pero me mantiene firmemente entre sus brazos.

- ¿Qué estás tramando? - pregunto, acariciando su mejilla, su barba estaba lo suficientemente larga como para que pudiera notar las nuevas canas que habían comenzado a salir, Frank sonríe

- ¿Por qué siempre asumes que estoy tramando algo? - pregunta, empujando la puerta de nuestra habitación, y dejándome en el suelo de nuevo

- Porque siempre tramas algo - digo, sonriendo al ver la escena frente a mi, sin conseguir entender en que momento había tiempo de preparar una sorpresa.

La habitación está decorada con velas de aroma suave, y hay una mesa de masaje , toallas y una pequeña mesa llena de aceites  y cremas, música suave comienza a sonar en algún lugar, miro a mi esposo, completamente anonadada

- ¿Como...?

Frank niega, poniendo su pulgar en mi labio inferior, depositando un beso en ellos

- Necesitas descansar - repite, mordiendo mi labio inferior, enviando un escalofrío por mi cuerpo entero, mis pezones sensibles, responden a su contacto - Dejame cuidar de ti, nuestros hijos están bien, yo estoy bien...es hora de que tu estés bien - dice mientras desliza sus manos sobre mis hombros, hasta epujar mi abrigo, no hay nada sexual en su toque, lo que por alguna jodida razón me hace desearlo, me desnuda lentamente, besando mi clavicula y  masajeando mis músculos 

- ¿Eso incluye masaje en los píes? - pregunto, dando un paso adelante y rodeando su cuello con mis brazos, Frank se distrae momentaneamente de su tarea con el movimiento de mis pechos, pero asiente

Maldito Amor - The Hoffmans #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora