La sorpresa y el nerviosismo se entrelazaron en mi mente cuando Charles me sorprendió en la pequeña sala del box de Ferrari. Mi mirada se desvió del móvil que tenía en la mano hacia sus profundos y confundidos ojos verdes.
-Callie, ¿qué estás haciendo?-cuestionó
Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba reunir mis pensamientos. No quería que Charles sospechara que yo sospechaba.
-Oh, amor, solo estaba mirando tu fondo de pantalla. Es una hermosa foto de nosotros.-respondí con una sonrisa emotiva mientras mostraba el móvil en cuestión, que desplegaba una imagen de ambos juntos en el bautizo de su ahijada Chiara.- Y felicidades por la pole.
Charles se acercó y, con una dulce sonrisa, me tomó entre sus brazos y me besó con ternura. El beso me tomó por sorpresa, y mi corazón se calmó momentáneamente. Una de sus manos se posó en mi cintura y la otra arrebató suavemente el artefacto de mis manos.
-Gracias, mi amor. Sabes lo importante que eres para mí poder tenerte aquí.-susurró aún en mis labios.-Te amo.
Me sentí aliviada por su reacción y correspondí al beso con cariño. Sin embargo, la incertidumbre sobre lo que podría ocultar su teléfono aún estaba presente en mi mente. Mientras disfrutaba del momento, no podía evitar preguntarme si mi decisión de revisar su móvil había sido acertada o si mi intuición había sido un presagio de problemas en nuestra relación. La tensión permanecía latente, oculta bajo la superficie de nuestra conexión, y eso añadía inseguridades que antes no existían.
Después de la celebración de Ferrari por la pole position de Charles, decidimos disfrutar de una cena tranquila juntos. El ambiente era relajado, y nuestras conversaciones oscilaban entre sucesos de la carrera y nuestra vida de pareja. Había un sentido de complicidad que siempre nos reconfortaba. La noche nos encontró en nuestro camino hacia nuestros respectivos hoteles. Sabíamos que, para cumplir con nuestras responsabilidades profesionales al día siguiente, sería lo mejor mantener una distancia física durante la noche. Una decisión que, aunque necesaria, no restaba ni un ápice de la conexión que compartíamos.
-Nos vemos mañana, cariño. Buena suerte en la carrera.-me despedí antes de bajar del auto.
-Gracias, mi amor. Te extrañaré.-dijo antes de plantar un dulce beso en mis labios.
Nos dimos un último beso antes de separarnos, y sentí la añoranza creciendo mientras caminaba hacia el vestíbulo. La sensación de alivio se mezclaba con una pizca de melancolía y el mismo mal presentimiento de esta tarde. Sabía que tenía un par de días en Interlagos con Charles por delante, lo cual me brindaba la oportunidad de disfrutar de su compañía en medio de nuestras ocupadas agendas, pero no podía evitar crear escenarios en mi cabeza cada que le sonreía al móvil.
-Buenas noches.-saludé a la recepcionista.
-Buenas noches.-respondió amable.-¿En qué puedo ayudarle?
-Soy parte de la delegación de McLaren, la jefa de publicidad, de hecho.-expliqué.-Olvidé el número de habitación de uno de nuestros pilotos y él tiene unos documentos importantes. ¿Me puedes ayudar?-supliqué.
-¿Me permite su identificación?-solicitó con aplomo, yo asentí y mostré mi pasaporte. Ella tecleó en su sistema y me dedicó una breve y discreta sonrisa.-¿A quién necesita, señorita Giuliani?
-Piastri. Oscar Piastri.
-406, cuarto piso.-informó.-Espero haberle ayudado.
-Lo hiciste.-afirmé.-Muchas gracias y buenas noches.-me despedí con una sonrisa.
Tomo el ascensor y marco el cuarto piso. Mis manos jugaban con mi reloj por los nervios, no sabía si querría verme o no, pero no podía irme a dormir tranquila después del encontronazo de hoy y la manera en la que comuniqué mis límites. Habían pasado horas apenas desde que nuestra discusión antes de la qualy había quedado sin resolver, y ni siquiera yo sabía porqué, pero sentía la necesidad de aclarar las cosas. Toqué su puerta, y el sonido retumbó en el pasillo.
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♧ The Great War | Charles Leclerc / Oscar Piastri ♧
FanfictionDonde Callie y Charles se casaron jóvenes, pero no saben si fue el mayor error de sus vidas.