XXXVII ♧ 8 años

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♤ Oscar Piastri ♤

-¡UNO!-exclamó Lily victoriosa.

-¡¿Qué?!

-Sí, señores.-dijo levantándo la última carta.- Solo me queda una. Así que solo necesito que alguien ponga una carta de cierto color, y yo pondré la mía. Y ganaré. Así de fácil.-sonrió

-No, no, no. Eso no puede ser.-musitó Alex.-Tenemos que evitar que Lily gane. Tenemos que cambiar el color. Tenemos que ponerle cartas especiales. Tenemos que hacer algo.

Lando mira su mano y se da cuenta de que no tiene ninguna carta que pueda impedir que Lily gane, Callie niega con la cabeza lo cual significa que están en la misma posición. Mi baraj de 3 no tenía ningún comodín.

-Oh, no. No tengo ninguna carta que pueda cambiar el color o ponerle una carta especial a Lily.-susurré.

-Yo tampoco.-respondió Alex.

-Estoy perdida.-declaró Callie.

-Estoy igual.-solté derrotado.

-¿Qué pasa, chicos? ¿No tienen ninguna carta que pueda evitar que yo gane? ¿Se han quedado sin opciones? ¿Se han rendido?-se pavoneó la asiática.

-Parece ser que no.-susurró Lando.

-¡Sí, sí, sí! ¡He ganado! ¡He ganado el juego de UNO!-exclamó depositando la última carta en la pila.

-Sí, Lily. Has ganado. Has ganado el juego de UNO. Eres la mejor. Eres la campeona.-aseguró Alex rodando los ojos, provocando la risa de todos.

-Gracias, gracias.-agradeció la asiática con una reverencia.-Quiero agradecer a todos los que me han apoyado en este camino. A mi novio Alex, que me ha ayudado con sus cartas. A mis amigos Lando, Callie y Oscar, que me han hecho el juego más divertido. Y a todos los que me han animado desde casa. Este triunfo es para todos ustedes.

-¡Bravo, bravo! ¡Qué gran actuación! ¡Qué gran victoria! ¡Qué gran jugadora!-celebró Callie entre risas.

-¡Vamos, chicos! No sean tan amargados. Es solo un juego. Lo importante es que nos hemos divertido. Y que somos el club de los trasnochados. ¿No es así?-cuestionó antes de comenzar un abrazo grupal.

-Sí, chicos.-asintió Lando.-Somos el club de los trasnochados y nadie podrá con nosotros.

Las manecillas del reloj se deslizaban lentamente hacia las 4 y 15 de la madrugada, y el equipo de mantenimiento aún trabajaba incansablemente en las alcantarillas del circuito. Mientras tanto, la tertulia en la sala de medios de McLaren estaba en su apogeo, con risas y charlas que fluían entre Lando, Lily, Alex, Callie y yo. Luego de incontables partidas de UNO, Monopoly y un par de Scrabbles donde el tailandés se proclamó victorioso, el anuncio de que la libre 2 comenzaría a las 5 AM nos mantenía a la expectativa. Callie hacia lo posible para no cerrar los ojos y pude notar como las noches de insomnio le estaban pasando factura.

Lily y Alex se despidieron, regresando al box de William con suficiente tiempo, dejándonos a Callie, Lando y a mí en la sala de medios. El británico había tomado suficiente soda como para pasar el resto del día despierto, mientras que la italiana y yo luchábamos por mantener los ojos despiertos.

De repente, la puerta se abrió y la silueta que menos queríamos ver apareció como un fantasma en medio de la madrugada. Charles cerró la puerta tras él y Lando, siempre cordial, le saludó con entusiasmo. Mi primera reacción fue ver a Callie, quien se tensó visiblemente al verlo y su rostro palideció un poco. No se habían cruzado desde el incidente en su cumpleaños y la desgradable sorpresa la tomó desprevenida.

♧ The Great War | Charles Leclerc / Oscar Piastri ♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora