Bajé al lobby del hotel con el corazón latiendo rápido y las piernas temblando ligeramente. Había pasado por el ritual de arreglarme rápidamente, lavándome los dientes, acomodando mi cabello y aplicando un poco de perfume y labial. Miré nerviosamente hacia la entrada, esperando ver a Oscar llegar.
Mientras esperaba, sentía una mezcla de emociones: ansiedad, expectación y una pizca de esperanza. No sabía qué esperar de esta reunión, pero estaba decidida a enfrentar lo que sea que viniera. En mi mente, repetía una y otra vez una plegaria silenciosa, rogando por una reconciliación, por una solución a las tensiones entre ambos.
El lobby del hotel estaba tranquilo, con el suave murmullo de los huéspedes y el tintineo distante de las copas en el bar. Me apoyó nerviosamente contra el mostrador, intentando mantener la compostura mientras esperaba la llegada del australiano.
Y en un momento, apareció atravesando la puerta. Una montaña rusa de emociones. Desencadenó una mezcla de nerviosismo y esperanza en mi corazón. Nos saludamos tímidamente, pero nuestras miradas transmitían más de lo que nuestras palabras podían expresar.-Hola, Callie.-dijo con una sonrisa suave, tratando de aliviar la tensión entre nosotros.
-Hola, Oscar.-respondí, luchando por mantener la compostura.
-¿Te gustaría tomar un café? Hay un buen lugar cerca.-ofreció com amabilidad.
-Claro, sería genial.-asentí.
Cuando caminábamos por las pintorescas calles del principado, sentí su mano buscando la mía. Nuestros dedos se entrelazaron en un gesto tímido pero reconfortante, y yo respondí apretando su mano con suavidad. El sol brillaba sobre nosotros, y el aire cálido de la costa añadía una sensación de calma a nuestro encuentro.
Con cada paso, Mónaco se transformaba en una ciudad nueva, llena de posibilidades. Era una ciudad que una vez compartí con Charles, pero ahora, con Oscar a mi lado, parecía tomar una nueva vida. Era como si el australiano estuviera dispuesto a escribir un nuevo capítulo en nuestra historia, en el que una vez fue mi hogar.
Al llegar a la cafetería, gentilmente retiró una silla para mí, invitándome a sentarme con un gesto cortés. Tomé asiento frente a él, y cuando nuestros ojos se encontraron, vi una chispa de familiaridad y cariño en su mirada. Era como si el simple acto de sentarnos juntos nos transportara a un lugar familiar y reconfortante. Un lugar que no habíamos podido visitar desde hace un par de semanas.
-¿Qué tal ha ido con Lily hoy?-preguntó rompiendo el hielo.
-Está emocionada pero un poco nerviosa. No tan enloquecida como esperaba, pero creo que es normal.-sonreí.
-Alex está igual, ¡no se la cree! Está como un niño en Navidad.-ambos reímos.
-Supongo que así son los novios.-me encogí de hombros.-¿Y tú? ¿Cómo te sientes con todo esto de ser parte de la corte de honor?
-Un honor.-asintió.-Alex y yo nos hemos acercado mucho en el último año y me siento muy feliz de ser parte de este momento tan importante. Lilly ha sido increíble y los aprecio tanto. Espero no me odies por quedarme con tus amigos.-bromeó.
-Los puedo compartir contigo.-accedí.
-Aprecio eso.-apretó mi mano encima de la mesa.-¿Por qué estás en el hotel y no en tu apartamento?
-Ya no me gusta quedarme ahí, por obvias razones.-me encogí de hombros.-El fallo del divorcio dice que me pertenece, pero decidí ponerlo en venta. Mientras tanto, Manuele se está quedando allí hasta que encuentre un nuevo dueño.
-Entiendo. Supongo que de todas formas, no pasas mucho tiempo en Mónaco, ¿verdad?-asentí.-Y ahora que trabajarás para la FIA, probablemente te mudarás a París.
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♧ The Great War | Charles Leclerc / Oscar Piastri ♧
FanfictionDonde Callie y Charles se casaron jóvenes, pero no saben si fue el mayor error de sus vidas.