XCVI ♧ Us

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Bajé al lobby del hotel con el corazón latiendo rápido y las piernas temblando ligeramente. Había pasado por el ritual de arreglarme rápidamente, lavándome los dientes, acomodando mi cabello y aplicando un poco de perfume y labial. Miré nerviosamente hacia la entrada, esperando ver a Oscar llegar.

Mientras esperaba, sentía una mezcla de emociones: ansiedad, expectación y una pizca de esperanza. No sabía qué esperar de esta reunión, pero estaba decidida a enfrentar lo que sea que viniera. En mi mente, repetía una y otra vez una plegaria silenciosa, rogando por una reconciliación, por una solución a las tensiones entre ambos.

El lobby del hotel estaba tranquilo, con el suave murmullo de los huéspedes y el tintineo distante de las copas en el bar. Me apoyó nerviosamente contra el mostrador, intentando mantener la compostura mientras esperaba la llegada del australiano.

Y en un momento, apareció atravesando la puerta. Una montaña rusa de emociones. Desencadenó una mezcla de nerviosismo y esperanza en mi corazón. Nos saludamos tímidamente, pero nuestras miradas transmitían más de lo que nuestras palabras podían expresar.

-Hola, Callie.-dijo con una sonrisa suave, tratando de aliviar la tensión entre nosotros.

-Hola, Oscar.-respondí, luchando por mantener la compostura.

-¿Te gustaría tomar un café? Hay un buen lugar cerca.-ofreció com amabilidad.

-Claro, sería genial.-asentí.

Cuando caminábamos por las pintorescas calles del principado, sentí su mano buscando la mía. Nuestros dedos se entrelazaron en un gesto tímido pero reconfortante, y yo respondí apretando su mano con suavidad. El sol brillaba sobre nosotros, y el aire cálido de la costa añadía una sensación de calma a nuestro encuentro.

Con cada paso, Mónaco se transformaba en una ciudad nueva, llena de posibilidades. Era una ciudad que una vez compartí con Charles, pero ahora, con Oscar a mi lado, parecía tomar una nueva vida. Era como si el australiano estuviera dispuesto a escribir un nuevo capítulo en nuestra historia, en el que una vez fue mi hogar.

Al llegar a la cafetería, gentilmente retiró una silla para mí, invitándome a sentarme con un gesto cortés. Tomé asiento frente a él, y cuando nuestros ojos se encontraron, vi una chispa de familiaridad y cariño en su mirada. Era como si el simple acto de sentarnos juntos nos transportara a un lugar familiar y reconfortante. Un lugar que no habíamos podido visitar desde hace un par de semanas.

-¿Qué tal ha ido con Lily hoy?-preguntó rompiendo el hielo.

-Está emocionada pero un poco nerviosa. No tan enloquecida como esperaba, pero creo que es normal.-sonreí.

-Alex está igual, ¡no se la cree! Está como un niño en Navidad.-ambos reímos.

-Supongo que así son los novios.-me encogí de hombros.-¿Y tú? ¿Cómo te sientes con todo esto de ser parte de la corte de honor?

-Un honor.-asintió.-Alex y yo nos hemos acercado mucho en el último año y me siento muy feliz de ser parte de este momento tan importante. Lilly ha sido increíble y los aprecio tanto. Espero no me odies por quedarme con tus amigos.-bromeó.

-Los puedo compartir contigo.-accedí.

-Aprecio eso.-apretó mi mano encima de la mesa.-¿Por qué estás en el hotel y no en tu apartamento?

-Ya no me gusta quedarme ahí, por obvias razones.-me encogí de hombros.-El fallo del divorcio dice que me pertenece, pero decidí ponerlo en venta. Mientras tanto, Manuele se está quedando allí hasta que encuentre un nuevo dueño.

-Entiendo. Supongo que de todas formas, no pasas mucho tiempo en Mónaco, ¿verdad?-asentí.-Y ahora que trabajarás para la FIA, probablemente te mudarás a París.

♧ The Great War | Charles Leclerc / Oscar Piastri ♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora