Sumergirme en el McLaren Technology Center fue mi refugio, una inmersión en la vida cotidiana del equipo. Cada pasillo resonaba con la familiaridad de los días previos, y los eventos promocionales se convirtieron en mi ancla, una distracción necesaria para apartar los pensamientos abrumadores.
El sonido de los motores y el ritmo constante de las preparaciones eran como una terapia, una forma de encontrar paz en el caos. Mis pasos resonaban en los pasillos, y las responsabilidades laborales ocupaban mis manos y mi mente, ofreciéndome una pausa de las tormentas emocionales.
Intentaba involucrarme en la rutina diaria, dejando atrás las tensiones personales mientras me perdía entre informes, reuniones y la agitada actividad del equipo.
Organizar eventos promocionales se convirtió en mi misión, una tarea que requería mi atención y habilidades y que me permitía desviar la atención de los conflictos personales. Cada detalle cuidado minuciosamente se convertía en un pequeño refugio, un respiro en medio del torbellino emocional. A medida que los días avanzaban, descubría que mi rutina en la oficina no solo me ofrecía estabilidad, sino también una oportunidad para redescubrir mi papel en el equipo. En la maquinaria bien aceitada del equipo de F1, encontraba una válvula de escape para mis preocupaciones y una plataforma para mostrar mi destreza en la gestión de eventos. Reencontrarme con la pista, ver los rostros familiares del equipo y sumergirme en la vida laboral actuaban como un bálsamo frente a la tormenta que había azotado mi vida.
Mis ojos se levantaron de los informes en mi escritorio cuando la puerta de mi oficina se abrió de par en par. La sorpresa se reflejó en los ojos de Zak, al encontrarme allí. Levanté una ceja con una leve sonrisa.
-Callie, ¿qué haces aquí?-preguntó, su asombro evidente en cada palabra.-Tenías una licencia de dos semanas.
Con calma, cerré los archivos y me apoyé en mi escritorio. La situación no era algo que pudiera ocultar, y preferí abordarla con honestidad.
-Necesitaba volver a la normalidad, Zak. Organizar los eventos y el trabajo es mi forma de enfrentar todo esto.-expliqué, manteniendo la compostura.
Zak asintió, comprendiendo la necesidad de retomar la rutina.
-Bien, Callie. Si necesitas algo, estoy aquí. No olvides que el equipo está contigo.-dijo dándome una pequeña palmada en el hombro.
Agradecí sus palabras con una ligera inclinación de cabeza. La pista de F1 era mi refugio, y estar de vuelta en el McLaren Technology Center era como encontrar tierra firme en medio de la tormenta. Zak se retiró, dejándome continuar con mi jornada laboral, aunque sabía que la vida en los paddocks nunca sería la misma después de todo lo sucedido.
En esos días, Oscar y Charles parecían haber convertido mi tristeza en un terreno de competición. Sus tensiones añadían una carga adicional a mi ya abrumada mente. Verlos enfrascados en una disputa sin sentido solo conseguía irritarme más. Mientras ellos discutían como niños enojados, yo lidiaba con el luto y las responsabilidades laborales.
Oscar se sumergía de lleno en los preparativos del auto, pasando largas horas en el taller y compartiendo tiempo con Lando en el simulador. Cada día lo veía llegar temprano y partir tarde, centrado en su trabajo. Pero, en medio de esta vorágine, parecía olvidar que también tenía una vida fuera de las pistas.
Mis días se volvieron un equilibrio incómodo entre la oficina y mi hogar, tratando de mantener la normalidad en medio de las disputas masculinas que rodeaban mi vida. No podía evitar sentir una punzada de molestia hacia ambos; sentía que transformaban la tristeza en un espectáculo innecesario. Aún así, me aferraba al trabajo como una forma de escapar de las tensiones, de recuperar un mínimo de normalidad en medio del caos que se había instalado en mi vida.
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♧ The Great War | Charles Leclerc / Oscar Piastri ♧
FanfictionDonde Callie y Charles se casaron jóvenes, pero no saben si fue el mayor error de sus vidas.