En los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo.
La joven universitaria, Isabel...
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Domingo 18 de junio de 2023
Narrado por Amelia
Comienzo mi día temprano. Realizo mi rutina diaria de ejercicio, al regresar a casa, entro al baño para cepillarme los dientes y ducharme, me visto con un sencillo vestido rosa y unas zapatillas, dejo mi cabello suelto y solo me pongo labial rosa.
Mientras estoy en la cocina, escucho ruidos y ladridos. Al salir, me encuentro con el perro de Isabel cavando un hoyo en mi césped, dejando un desorden de tierra.
Decido dejarlo continuar cavando y, un tanto molesta, toco la puerta de Isabel, pero nadie responde. Dejo de tocar y opto por llevar al perro a mi casa para bañarlo y quitarle toda la tierra de su pelaje y patitas, dejándolo allí hasta que Isabel aparezca.
Tras darle un baño al golden retriever de Isabel, lo seco con mi secadora de pelo hasta que su pelaje esta seco y brillante. Luego, lo dejo subirse a mi sofá, donde se queda dormido.
Por un momento, considero recoger el desorden que hizo el perro afuera, pero finalmente decido dejarlo para que Isabel lo resuelva.
Me siento en el sofá junto al perro, enciendo la televisión y elijo la primera película que aparece. El perro se acerca a mí y descansa su cabeza en mi pierna, moviendo la cola. Parece que le agrado, aunque no puedo decir lo mismo de su dueña.
Pasa aproximadamente una hora, y escucho la voz de Isabel afuera llamando a Max, imagino que ese es el nombre del perro. Abro la puerta y veo a Isabel visiblemente molesta.
—Isabel, Max esta conmigo —le digo señalándole a Max el cual se quedó más atrás.
—Dios... Max es un pequeño terremoto —ella dice, con alivio al ver que está a salvo.
—¿Por que lo dejas afuera? —le preguntó mirando su hermoso rostro un poco enrojecido.
—No lo dejé fuera. Lo dejé en casa cuando salí, pero Max cavó un hoyo en la cerca y se escapó.
Suspiro, embobada al ver cómo Isabel se pasa la mano por su cabello. Me tiene a sus pies y ni se da cuenta.
—Al parecer el no quiere salir, puedes entrar a buscarlo —le digo, quitándome de la entrada.
Isabel entra a la casa y intenta llevarse a Max, pero el perro se niega a moverse y comienza a correr por toda mi casa.
—Max, ven aquí, por favor —Isabel le pide mientras lo persigue.
Max sigue corriendo, emocionado.
—Le agrado mucho mi casa —digo sin poder evitar sonreír ante la situación.
Trato de ayudar a Isabel a atrapar a Max pero en medio de la persecución, Isabel no presta atención y choca de frente contra una puerta de cristal, causando una lesión en su brazo.
