Martes 13 de septiembre de 2024
Narrado por Amelia:
Alicia y yo nos encontrábamos en el aeropuerto a punto de abordar nuestro vuelo a Italia.
Alicia pensaba ir por un tiempo y luego volver a New York, pero yo me iría para siempre, no quería volver. Solo quiero empezar una nueva vida, donde nadie me conozca, nadie me acose, ni me tachen de cualquiera.
Había intentado pedir el traslado de mi padre a una clínica psiquiátrica en el sur de Italia, pero el doctor a cargo de su recuperación se negó, me dijo que mi padre no está en condiciones de viajar a otro país.
—¿Estás segura de que esto es lo que quieres? —Alicia me pregunta deteniéndose en la escalera del avión.
—Si, estoy segura —respondo terminando de entrar al avión.
Tomo asiento junto a la ventana y miro la pista del aeropuerto. Las luces de la ciudad parpadean a lo lejos, recordándome todo lo que estaba dejando atrás. Alicia se sienta a mi lado, y aunque no dice nada, su presencia es un consuelo interno para mí.
El vuelo comienza su despegue, y siento alivio por dejar atrás todos los problemas en los que estaba por culpa de Isabel. Ella solo es una mentirosa, jamás le perdonaré nada de lo que hizo.
—¿Que harás con la casa en la que vivías? —ella me pregunta.
—Está en venta. Le pedí a mi abogado que se contacte con agentes de vienes raíces para que vendan la casa a un precio económico, que simplemente no quería más esa casa —le explico.
Alicia asiente y toma mi mano mirándome a los ojos.
—Todo estará bien, ¿vale? —dice acariciando mi mano.
—Eso espero —respondo, sintiendo que al menos tengo a alguien que se preocupa de verdad por mi.
Luego de varias horas de vuelo llegamos al aeropuerto de Nápoles. La luz del sol bañaba la terminal. Alicia y yo recogemos nuestras maletas y nos dirigimos hacia la salida. Mientras caminamos hacia el auto que nos espera, no puedo evitar recordar a Isabel. Aunque yo la odie mi corazón aún sigue amándola demasiado.
Al llegar al auto que nos espera veo un hombre alto sosteniendo un cartel con nuestros nombres. Viste un traje oscuro y tiene una expresión amable y profesional.
—Benvenute, signorina Amelia, signorina Alicia —nos saluda con una leve inclinación de cabeza —Soy Giovanni, su chofer. Estoy aquí para llevarlas a Atrani.
Alicia me mira y luego le sonrie a Giovanni.
—Gracias, Giovanni —dice Alicia.
El toma nuestras maletas y las va acomodando en la parte trasera del auto. Mientras nos acomodamos en el asiento trasero, me doy cuenta de que este viaje representa mucho más que un simple cambio de escenario. Es una oportunidad para reinventarme y dejar atrás todo lo que me atormenta.
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Cumpliendo sus fantasías
RomanceEn los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo. La joven universitaria, Isabel...