En los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo.
La joven universitaria, Isabel...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lunes2deAgostode2023
Me encontraba sentada en el almacén del café en mi hora de descanso. Mientras miraba las fotos que nos tomamos Amelia, Max y yo, no pude evitar sonreír al ver lo felices que nos veíamos en cada una de ellas.
—¿Qué miras con tanta atención? —preguntó Olivia, acercándose a mi.
—No es nada —respondo apagando el teléfono.
Ella se acerca a mi y se sienta a mi lado, tomando mi mano.
—¿Puedo dormir en tu casa hasta que pueda rentar un departamento? —pregunta, sin soltar mi mano.
—No puedo —respondo, haciendo que suelte mi mano.
—¿Por que? Vives sola, solo será por unos días. Tengo problemas con mis padres y no quiero regresar a casa, por favor —me pide acercándose más a mi.
—Estoy saliendo con alguien y voy enserio con esa persona, no quiero que malinterprete las cosas si te ve quedándote en mi casa —digo, tratando de ser clara.
Olivia baja la mirada, evidentemente decepcionada.
—Lo entiendo —murmura.
—Pero no te preocupes, puedo ayudarte a encontrar un hotel cercano donde puedas quedarte mientras consigues un departamento. Yo lo pagaré—ofrezco.
—No te molestes, yo puedo pagarlo —responde y puedo notar su molestia en el tono de su voz.
—Como quieras —me limito a contestar, alzando los hombros.
Antes de que pueda decir algo más, Olivia toma mi rostro entre sus manos, sujeta con fuerza mi nuca y estampa sus labios con los míos, dejándome aturdida por un momento. Cuando finalmente reaccionó la apartó.
—Tú eres mía, Isabel. Siempre lo has sido y siempre lo serás. No importa cuántas personas metas a tu cama, siempre seré yo de la que realmente estarás enamorada —declara, dejándome ver el enojo en sus ojos.
—Es muy hipócrita de tu parte enojarte porque esté saliendo con alguien, cuando tú estabas conmigo y con tu novio a la vez. Nunca me elegiste a mí, siempre fui tú segunda obsesión, tú juguete sexual cuando tu novio no sabía satisfacerte en la cama.
—Si, pero yo quiero estar contigo —responde.
—Eso no sucederá, Olivia —contestó, levantándome para regresar a trabajar, dejándola sola en el almacén.
