Domingo 28 de enero de 2025
Narrado por Isabel:
⚠️‼️Advertencia: Contenido muy explícito. Si se considera una persona sensible, se recomienda saltarse este capítulo.‼️⚠️
****
Me encontraba en la terraza de la casa de mis padres acariciando a Max mientras el frío recorría todo mí cuerpo erizándolo.
—Al menos cúbrete con una manta si estarás expuesta al frío Isabel —mi madre me regaña poniendo una manta en mis hombros.
No le respondo y simplemente vuelvo mi mirada hacia afuera perdiéndome en mis pensamientos.
La manta que mi madre me coloca apenas alivia el frío que siento en mi interior. Max, acurrucado junto a mí, levanta la cabeza y me mira con esos ojos llenos de compasión. Me pregunto si él también siente mi tristeza.
El cielo gris sobre la ciudad parece reflejar mi estado de ánimo, y la soledad que sentía. Pienso en Amelia, en la última vez que la vi, en la mirada de dolor y traición que me lanzó antes de irse.
—Isabel, te estás consumiendo aquí afuera —mi madre insiste, su voz llena de preocupación. Me siento culpable por no poder ofrecerle una sonrisa, por no poder ser la hija que esperaba.
—Estoy bien, madre —respondo finalmente, aunque ambas sabemos que no es verdad.
Mi madre suspira y se sienta a mi lado, sus manos entrelazadas en su regazo. No dice nada, pero su presencia es un consuelo silencioso para mí. En momentos como este, me doy cuenta de cuánto he perdido por mis propias acciones. El escándalo, la filtración, Amelia... todo sigue pesando sobre mí como una losa.
Luego de un rato decido irme a mi habitación dejando a mi madre sola en la terraza.
Repaso en mi laptop el nuevo horario de clases, el próximo mes iniciaban las clases en la universidad y aunque no me sentía con fuerzas para ir, lo haría. Se que aunque ahora duele en algún momento la olvidare, no me dolerá toda la vida.
Luego de revisar todo, me acuesto en la cama mientras utilizo mi celular.
La noche llega rápido, envolviendo la casa en un silencio inquietante. Estoy a punto de apagar el celular y dejarme llevar por el sueño cuando este suena de repente. Es un mensaje de mi hermana.
"Oye Isa, Aitana está en casa, pregunta si puedes bajar para hablar algo contigo o prefieres que suba a tu habitación"
Bloqueo el celular sin responderle esperando que no me molesten mas.
Intento cerrar los ojos y dormir pero la repentina voz de Aitana en mi puerta me espanta.
—¿Isabel, puedo pasar? —me pregunta.
ESTÁS LEYENDO
Cumpliendo sus fantasías
RomansaEn los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo. La joven universitaria, Isabel...