Sábado 10 de Junio de 2023
Narrado por Amelia:
Me encontraba en el auto de Isabel contemplando las luces parpadeantes de la ciudad y disfrutando de la brisa fría que me brindaba la noche mientras ella conducía con total tranquilidad luego de haber tenido una para mi cita. Isabel fue tan linda y atenta conmigo haciéndome sentir cómoda y segura en sus brazos. Bailamos, hablamos, nos reímos y nos besamos bajo un cielo estrellado, haciendo que todo fuera perfecto.
Al día siguiente despierto en los brazos de Isabel con el sol filtrándose tímidamente por las cortinas de su habitación.
Observo su rostro relajado mientras duerme, sus labios hacen un pequeño puchero haciéndola ver tierna.
Me quedo utilizando mi celular hasta que ella despierte, media hora después ella empieza a abrir lentamente sus ojos hasta despertar.
Su mirada se encuentra con la mía y una sonrisa ilumina su rostro.
—Buenos días —me saluda mientras frota sus ojos.
—Buen día. ¿Dormiste bien?
—Si, aunque estoy un poco adolorida de la cadera.
—¿Quieres que te haga un masaje? —preguntó con voz suave.
—Si, pero que sea más tarde.
Asiento con la cabeza y nos quedamos un momento acostadas, le respondo algunas cosas relacionadas con la universidad a Isabel y me comprometo a ayudarla a mejorar en lo que necesita.
—No tengo muchas cosas en mi refrigerador, pero tengo frutas y leche —me dice al llegar a la cocina.
—Genial, eso es suficiente —contestó.
Mientras Isabel sirve la leche decido subir a la habitación por mi celular, al regresar la encuentro sentada en una silla con una tasa de leche. Isabel toma un pequeño recipiente de cristal el cual tiene un poco de leche y lo pone en el suelo frente a sus pies.
—Tómala —me ordena mirándome con sus intensos, mientras cruza sus piernas.
La miro confundida pero decido obedecer. Me abajo para tomar el recipiente en mis manos, pero ella me detiene.
—Toma del recipiente en el suelo.
La miro y frunzo el ceño.
—Obedece —me vuelve a ordenar al ver que no hago nada.
Me agacho y tomo del pequeño recipiente como si fuera una mascota obediente, mientras bebo levanto mi mirada y veo como ella me mira atentamente.
—Buena chica —dice, cuando ve que termino.
—¿Me darás un premio? —preguntó acercándome seductora y sentándome en su regazo.
—¿Que quieres que sea tu premio?
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Cumpliendo sus fantasías
Roman d'amourEn los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo. La joven universitaria, Isabel...