Capítulo 31

18.5K 1K 389
                                    

Lunes 19 de enero de 2024

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lunes 19 de enero de 2024

Narrado por Isabel:

Me encontraba en la universidad en la cafetería tomándome un chocolate caliente junto a mis amigos.

Debería ser ilegal venir a la universidad en pleno invierno —Kate dice con estrés.

—Totalmente de acuerdo —responde James, envolviéndose más en su bufanda—. Pero al menos ya tienes un auto, Isabel. ¿Te imaginas caminar hasta aquí con este frío?

—Ni pensarlo —digo, sonriendo.

—Hablando de tu auto —interviene Liam —, es una belleza. Me muero por dar una vuelta en él.

—Solo son dos asientos, uno para Isabel y otro para mi —Noah dice con prepotencia mientras sonríe.

Todos sonríen y se miran entre ellos como si hablaran telepáticamente.

—¿Esa fue la razón por la que vendiste el otro auto? ¿Para conprar este? —pregunta James.

—No, mi novia me regalo mi nuevo auto —respondo, sonrojándome al ver sus miradas al escúchame decir "mi novia".

Ellos fruncen el ceño menos Noah y se miran entre ellos.

—¿Con "mi novia" te refieres a Amelia, no? —Kate pregunta en voz baja.

Asiento, notando cómo la sorpresa se dibuja en sus rostros. No entiendo por qué se sorprenden si durante el tiempo que Amelia me dejo de hablar cundo se entero del reto yo les dije en una ocasión que había tenido una relación independiente del reto con ella.

—Si —respondo, sintiendo mi rostro arder por la vergüenza.

Ellos se miran otra vez y sonrien como si estuvieran recordando algo en conjunto.

—Y con esto confirmamos que la línea que divide el odio del amor es muy delgada —Liam dice entre risas.

Continuamos hablando, pero noto a Noah más silenciosa de lo habitual.

—¿Te pasa algo? —le preguntó en voz baja.

—Creo que me duele un poco la cabeza, solo eso —se limita a contestar.

—¿Tomaste algo para el dolor? —le preguntó, preocupada.

Noah asiente y me dedica una sonrisa forzada. El resto de la conversación continúa, pero no puedo evitar notar su falta de entusiasmo.

—Bueno, chicos, creo que ya es hora de ir a clase —dice James, mirando su reloj.

Todos empezamos a recoger nuestras cosas, y cuando nos levantamos, me acerco a Noah y le susurro:

Cumpliendo sus fantasías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora