En los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo.
La joven universitaria, Isabel...
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Lunes 17 de Marzo de 2026.
Narrado por Amelia:
Me encontraba fuera de cirugía intentando calmar todo el estrés que llevaba dentro luego de ser echada del lugar por la Doctora que está a cargo de supervisarme. Llevaba aproximadamente cuatro semanas en "Evaluación de Competencias" básicamente un proceso en el que, a cada paso, sentía que mi experiencia pasada era evaluada como si no contara. A pesar de haber aprobado mi examen, siempre parecía que tenía algo que demostrar, como si los seis años sin ejercer fueran una mancha imborrable en mi historial.
Respiro hondo y apoyo mi espalda contra la fría pared del pasillo. Mi mente sigue repasando cada movimiento que hice en la sala de operaciones, buscando errores, algo que me hubiera delatado como inexperta. Pero no había nada grave, solo un momento de duda, un instante en el que mi mano tembló y eso fue suficiente para que la doctora Jones, mi supervisora, me apartara.
—Te falta precisión, Amelia —fueron sus palabras frías antes de indicarme que saliera.
Miré mis manos, aún cubiertas por los guantes. "Precisión..." pensé con amargura. ¿Cuántas veces había operado con esas mismas manos? ¿Cuántas vidas había tocado, literalmente? Pero la falta de práctica había dejado sus huellas, y ahora debía volver a aprender a confiar en mí misma, o al menos, demostrarles que podían confiar en mí.
Escucho pasos acercándose y me aparto de la pared. Es Jhon, uno de los enfermeros con el que mejor me llevaba desde que llegué al hospital. Se detiene frente a mí, con una mirada examinadora.
—¿Cómo estás? —pregunta suavemente.
—Frustrada —admito, soltando un suspiro —Siento que nunca será suficiente.
Jhon asiente, como si entendiera perfectamente. Había estado a mi lado durante estas semanas, observando desde el rincón de la sala de operaciones. Sabía lo difícil que estaba siendo para mí.
—Es parte del proceso, Amelia. Ellos solo quieren estar seguros de que estás lista para volver. Nadie duda de tu capacidad, saben que eres buena, de las mejores, pero han pasado años...
—Lo sé, lo sé —lo interrumpo —Solo... me cuesta aceptarlo. Todo lo que antes era tan natural para mí ahora me resulta un desafío.
Jhon me ofrece una leve sonrisa, sentándose a mi lado.
—Eres una buena cirujana. Solo es cuestión de tiempo para que te sientas como antes. Ten paciencia.
Asiento, aunque por dentro sigo sintiéndome inquieta. La paciencia no era mi mejor virtud, pero estaba dispuesta a ser paciente y dejar que el tiempo decida.
Antes de que pueda fundirme más en esos pensamientos oscuros, el sonido del Beeper interrumpe el silencio. Es Jhon quien lo revisa.
—Te necesitan en la sala de descanso. La doctora Jones quiere hablar contigo.