Capituló 39

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Sabado 27 de octubre de 2024

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Sabado 27 de octubre de 2024

Narrado por Isabel:

Me encontraba en mi habitación encerrada, sentada en una silla que daba hacia la ventana desde donde podía observar la casa en la que vivía Amelia antes. La casa ahora estaba siendo ocupada por una familia, conformada por dos niñas, sus padres y un gato que a veces veía merodeando en mi jardín.

Me dolía mirar hacia la que era su casa y no ver sus flores que tenía tan cuidadas, ver simplemente esos sillones viejos que pusieron en el lugar donde ella solía tener sus flores violetas. Cada detalle me recordaba a ella, a su sonrisa y a sus manos delicadas que siempre estaban tratando de mantener impecable su jardín.

Las noches se habían convertido en una tortura para mi. El insomnio y la tristeza se combinaban para mantenerme despierta, reviviendo cada momento, la discusión, sus palabras hirientes, todo el odio y crítica que ella recibió en internet, todo por mi culpa. No había nada que pudiera hacer para detener esos pensamientos que me asaltaban sin piedad. Era como si estuviera atrapada en un ciclo interminable de dolor y desesperación.

Mis amigos y mis padres intentaron ayudarme e incontables veces me han pedido que vaya a terapia, pero yo no quiero eso, no quiero sanar, no quiero sentirme mejor porque sé que merezco todo este sufrimiento.

—Isabel —escucho la voz de Noah al otro lado de la puerta de mi habitación.

Ella me pidió de nuevo la llave de mi casa, para poder entrar sin necesidad de tocar el timbre cada vez que viniera a verme, lo cual ocurría todos los días a cualquier hora.

—Isabel, ábreme por favor —me pide, con voz suave.

Con los ánimos por los suelos, camino hacia la puerta y quito el seguro. Noah rápidamente gira la perilla y me encuentro con que no solo ella vino a visitarme, sino también todos mis amigos, incluida Debbie.

Noah me miró con preocupación, y detrás de ella, James, Liam, y Kate intentan sonreír para darme ánimo. Debbie, con su energía contagiosa, se adelanta y me abraza fuertemente.

—No podemos verte así, Isa —dice Debbie—. Venimos a recordarte que no estás sola, que todos estamos aquí para ti.

—Gracias por preocuparse por mí, pero estoy bien. No necesito que me tengan lástima —respondo, tratando de mantener la calma.

—No es lástima, Isa —interviene James —Nos importa lo que te pase. Y sabemos que estás sufriendo.

—Lo único que quiero —digo con la voz temblando por la rabia contenida— es encontrar a quien publicó todo el diario y las fotos. Esa persona arruinó la vida de Amelia y la mía, y merece pagar por ello.

Un silencio incómodo se apodera del cuarto. Mis amigos se miran entre sí, sin saber cómo responder a mi explosión de ira.

—Entendemos tu frustración —dice Liam, finalmente —Pero debes cuidar tu salud. No puedes vivir solo para vengarte.

Cumpliendo sus fantasías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora