Lunes 26 de julio de 2023
—Eres una cobarde Isabel —Noah me dice mientras escucha mis lamentos.
—Lo sé. Me puse nerviosa y negué que le había dicho te quiero —le explico a Noah mientras conduzco a la universidad.
—¿Cual fue la reacción de ella? ¿Se decepcionó o no le dio importancia? —pregunta mientras retoca su maquillaje.
—Lo tomo normal creo, después de todo la única estúpida que se enamoró fui yo.
—Entiendo. Bueno, si ella te gusta tanto como dices, al menos se sincera con ella antes de intentar algo serio. No te olvides del reto por el cual empezó todo, deberías decírselo y disculparte para matar dos pájaros de un tiro.
—Si se lo digo no me volverá a hablar jamás. Ella no se merece nada de lo que le he hecho —digo con frustración.
Noah asiente y llegamos a la universidad, hablamos con nuestros demás amigos hasta que las clases inicien.
Mi día transcurre con normalidad, al llegar a casa saco a pasear a Max, para después estudiar un poco para un examen de farmacología.
Mientras estudio me llega una llamada de Amelia:
—Hola —ella me saluda al otro lado de la línea.
—Hola. ¿Necesitas algo? —le preguntó.
—Si. ¿Puedes venir un momento a mi casa? —pregunta y frunzo el ceño al escuchar su voz un poco rara.
—¿Te pasa algo? Tu voz se escucha diferente.
—No pasa nada. Ve a mi casa y no cortes la llama —me ordena.
Obediente, me levanto de mi escritorio y me dirijo a su casa, mientras tengo el celular en mi oreja puedo escuchar su respiración agitada lo que me hace confundirme.
—Ya estoy en la puerta —le aviso para que me abra.
—Debajo de una maceta de flores moradas está una llave, tómala y abre la puerta con ella —me instruye.
Hago lo que dice entrando a su casa, notando que no hay nadie más que un silencio tenebroso inundando el lugar.
—Si ya estás dentro, sube las escaleras y entra a mi oficina —me indica.
Hago lo que me dice y entro a su oficina la examino buscando a Amelia, pero no hay rastro de ella. En cambio, mis ojos se posan en una puerta de metal con un lector de huellas dactilares. Al lado, hay un panel numérico para introducir un código.
—Amelia, ¿dónde estás? —pregunto empezando a preocuparme.
—Entra el código 1842 en el panel numérico —me ordenada.
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Cumpliendo sus fantasías
RomanceEn los pasillos de la Universidad de Willowbrook, la estricta profesora Amelia Smith es conocida por su rigidez y su intransigencia. Soltera y solitaria, nadie parece conocer la historia detrás de su fachada de hielo. La joven universitaria, Isabel...