No voy a mentir, el almuerzo luego de esa conversación no se sintió bien. Puse todo de mi parte para que Cili no lo notara, porque ella no tiene culpa de las cosas que yo me busco.
Justo ahora estoy rezando todo lo que no he rezado en mi vida para que Masón sea prudente y no llegue en su auto. Le he dicho que Cili me llevaría a casa y de ahí podría verlo, pero no, él muy necio quiere pasar por mí porque, a según, necesita mi ayuda urgente con algo.
Si esa ayuda urgente no se resume a que lo monte en su auto hasta venirme dos veces, entonces voy a molestarme mucho.
Y hablo en serio.
Casi brinco, luchando con el aparato en mis manos cuando comienza a sonar de forma escandalosa. Cili ríe con ganas al verme batallar para no dejarlo caer y lo cojo, llevándolo a mi oído mientras mi corazón va al mismo ritmo que los autos que pasan frente a nosotras.
—Hola, bombón. ¿Soy yo o ese jean te queda más estorboso que desde que te dejé hace unas horas? —suelta. No controlo la estúpida sonrisa que se expande en mi rostro, Cili chilla como niña pequeña a mi lado.
—Contigo siempre estorba toda ropa, Travis —digo, imaginandolo fruncir el ceño.
—Vale, sube entonces, bombón —pide y antes de que deba preguntar a qué auto, uno azul con los vidrios super polarizados, pita. Veo a Cili.
—Voy —digo al teléfono y cuelgo, sonriendo al ver la emoción en Cili. Niego con la cabeza mientras la abrazo—. Hay que conseguirte un novio —declaro en su oído. Ríe.
—Pregúntale por su amigo. Ahora ve, para que te desnuden. Y mañana hablamos sobre eso, ¿sí? —propone. Asiento sin saber qué decir.
Creo que deberé hablar con Mason para reducir nuestros encuentros.
Debería, tal vez, buscarme a un reemplazo para coger.
La mejor forma de olvidar a alguien es follando con otro. O bueno, para mí es así... Y funciona...
Apenas subo al auto, no me deja ni siquiera sentarme bien cuando ya tengo su mano tirando de mi rostro para apoderarse de mi boca en un beso más que necesitado. Jadeo en medio del beso por el ardor que se acumula en mi sexo. Nos separamos, mordiendo mi labio inferior y tirando hacia él. Jadeo bajito sin abrir aún los ojos.
¿Reducir nuestros encuentros? ¿Cómo hacerlo cuando hasta un simple beso se siente tan de puta madre?
—Odio esos jeans —suelta de pronto. Río con ganas, abriendo los ojos para verlo asesinando con su mirada mi pantalón.
—Resulta que me marca un trasero fenomenal, Mason. A mí me encanta —admito. Bufa, acomodándose en su puesto.
—Prefiero el trasero que se te marca cuando me estás follando de espaldas a mí o cuando te tengo en cuatro sobre mi cama —decreta. Muerdo mi labio inferior para no admitir que quiero eso justo ahora.
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La Reputa-ción de Dulce
RomanceLa reputación de Dulce se resume a las primeras seis letras de esa palabra. Desde que baila en un tubo cada fin de semana y se lo disfruta, todos en su universidad la tachan de zorra. Para Dulce eso no es problema. Al contrario, se disfruta su títu...