Despertamos por el constante sonido del timbre. Parpadeo, notando que el sol de afuera está casi oculto del todo.
—Iré a ver quién es —dice Masón y sale de la cama, cogiendo su camisa para colocársela en el camino. Me levanto y lo sigo de cerca.
—¿Profesor? —Escucho que pregunta Ryan. Abro los ojos de par en par y me asomo por el pasillo para ver a Ryan, el señor Rafael y Cili en la puerta, viendo a Masón con confusión.
—Es su tío —explica Cili y entra sin ser invitada, al verme, corre hacia mí, lanzándose a mis brazos.
Me toca balancearme para no caernos.
—¿Cómo diste conmigo? —pregunto cuando me suelta, viendo que ya Ryan y el señor Rafael están dentro del apartamento, viéndolo todo. Menos mal ya recogí el desastre que hizo mi padre.
—El GPS de mi celular. Me cansé de llamarte y decidimos venir. Tenía dos teorías, o aquí vivía tu tío Masón o aquí vivía Travis —confiesa. Me entra una risa nerviosa y ella me mira mal.
—Lo siento, perdí mi celular —admito. Coge aire con fuerza.
—Acabamos de ver el video —musita. Arrugo el rostro.
—¿Qué video? —pregunta Masón por mí, acercándose a nosotras. Cili muerde su labio con desespero y sé que eso no es nada bueno.
—¿No lo has visto? —musita Cili, viéndome aterrada. Niego con la cabeza y Ryan es quien me ofrece su celular. Cili lo coge antes de que se caiga al suelo cuando noto lo que es.
—No puede ser cierto —susurro, negando con la cabeza repetidas veces, intentando ahuyentar las lágrimas, pero no lo logro, porque aunque no vea el vídeo, lo escucho:
—La zorra de la Universidad de Columbia no es tan buena como muchos aseguran. ¿Qué pasa, zorrita, no te gusta? —pregunta uno de los del video.
—Quítalo, por favor —suplico, enterrando mi rostro en el pecho de Masón cuando me gira y me abraza. Lo rodeo con mis manos, temblando.
—Lo siento mucho, nena. Nos volvimos locos cuando lo vimos —confiesa Cili, acariciando mi espalda.
—Todos deben haberlo visto ya —musito, alejando mi rostro del pecho de Masón, pero sin soltarlo del todo. Cili asiente—. Pueden expulsarme si llega a manos del rector —les recuerdo a todos y Cili vuelve a asentir.
—No fue tu culpa, joder. Tú no querías —sentencia Masón junto a mí. Cojo aire y me separo para poder verlo de frente.
—Eso no les importa. No soy la victima aquí, ellos lo son. La universidad buscará cuidar su espalda en todo momento y sacar al problema. Ese soy yo —explico y él gruñe.
—No dejaré que pase —sentencia y se acerca de nuevo, cogiendo mi rostro.
—Profesor —advierte Ryan a solo unos pasos. Cojo aire y él baja sus manos de mi rostro. Veo a Cili, solo a Cili.
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La Reputa-ción de Dulce
RomanceLa reputación de Dulce se resume a las primeras seis letras de esa palabra. Desde que baila en un tubo cada fin de semana y se lo disfruta, todos en su universidad la tachan de zorra. Para Dulce eso no es problema. Al contrario, se disfruta su títu...