Tenía pensado no ir a la universidad hoy, porque, bueno, ¿para qué?
Sin embargo, Masón sí debe ir porque tiene que entregar exámenes. De hecho, él ya se fue. Y estaba relajada, acostada, hasta que el celular de Cili que me dejó para mí, comenzó a sonar.
Contesté porque era el número de Ryan, así que ahora estoy esperando que venga por mí para llevarme a la universidad porque el rector quiere verme.
¿Tienen idea de lo que eso significa?
Significa que ya vio el video.
Significa que mi carrera pende de un hilo.
Significa que todo puede acabar hoy.
Y eso me tiene más que nerviosa, viendo a todos lados, buscando el auto de Cili con la mirada.
Estaba tan concentrada esperando ver el Camaro de Cili, que no noto cuando la Raptor de Ryan estaciona frente a mí, solo cuando pita. Parpadeo y me acerco, esperando que baje y me ayude porque sabe que no alcanzo sola. No me hace esperar mucho y baja, rodeando la camioneta para cogerme de la cintura, mirándome divertido en todo el proceso.
Decir que ama alzarme para subirme a su camioneta es quedarse corto, lo sé.
Le agradezco cuando subo y Cili ya me espera.
—¿Cómo estás? —pregunta, tomándome de las manos.
—Nerviosa por lo que dirá —confieso. Sonríe triste.
—No me refiero a eso —musito y sé que se refiere a lo que le conté anoche. Cuando le mostré los moretones que tenía en la cintura y los muslos, lloramos juntas hasta que Masón volvió.
Tampoco se sorprendió cuando le conté que Masón era Travis, aseguró que siempre notó la química entre nosotros.
Por supuesto me tocó explicarle todo sobre que no es mi tío de sangre, pero mentí diciendo que siempre supe que no lo era. No lo sé, creo que no quería que me juzgará por no haberme importado que sí fuésemos parientes reales.
—Estaré bien, Cili —prometo, sabiendo que me quedé callada mucho rato. Asiente lentamente.
—¿Te sigue doliendo? —musita más bajo cuando Ryan pone en marcha la camioneta.
—Queda una leve molestia al orinar o bueno, ya sabes, intentar hacer del dos —admito porque anoche grité cuando quise hacerlo y el dolor fue insoportable. Veo cuando pasa saliva y asiente.
—¿Segura que no quieres que te chequee un médico? Puedo pedirle al doctor privado que te vio el pie aquella vez —propone. Sonrío y niego.
La verdad no quiero ver a un doctor y que me relate de forma exacta todo lo que me hicieron. No, no quiero pasar por eso.
—Estaré bien —prometo. Asiente y no dice más hasta que llegamos a la universidad y hacemos fila para que Ryan nos baje. Primero a ella, luego a mí.
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La Reputa-ción de Dulce
RomantizmLa reputación de Dulce se resume a las primeras seis letras de esa palabra. Desde que baila en un tubo cada fin de semana y se lo disfruta, todos en su universidad la tachan de zorra. Para Dulce eso no es problema. Al contrario, se disfruta su títu...