—Señorita Foster —dice Mason, dedicándome una última mirada antes de girarse y verla a ella, pero Cili tiene sus ojos fijos en los míos. Detrás de ella entra Brenda seguida por su secuaz. Paso saliva.
—¿Estaban solos? —pregunta Cili como si no notara lo que implica esa pregunta. Paso saliva y me preparo para responder, pero Mason lo hace.
—¿Supone eso un problema para usted, señorita Foster? —replica. Cili arruga el rostro.
—Los profesores no se ven con estudiantes fuera de sus horas, profesor. Aunque, siendo honesta, no me sorprendería que Dulce se le haya insinuado. El zorra lo lleva tatuado en la frente —suelta la insufrible de Brenda.
—Y el frigida en la tuya, Brenda. Por eso Ryan prefiere cogerte fuera de su cama, porque ahí solo duerme esta zorra —me defiendo, caminando para quedar frente a Mason.
Esta pelea es mía, no suya. Me mira mal.
—¡Ryan ya no me importa! —chilla. Giro los ojos.
—Y lo que yo haga con mi vida tampoco —zanjo y veo a Cili—. El profesor estaba aquí con la señorita López, pero ella salió un momento y comenzamos a hablar sobre las pruebas. Aseguró que lo suyo nunca fue la gimnasia. ¿Cierto, profesor Mason? —pregunto, viéndolo por encima de mi hombro.
—Sí —responde.
—¿Y qué era lo suyo, profesor? —pregunta Cili, sonando menos acusante que cuando llegó. Mason ríe a mi espalda y lo escucho caminar.
—Ver a las chicas con uniforme de gimnasia —confiesa, siendo eso, al menos para mí, demasiado obvio porque yo tengo puedo ese uniforme y él estaba solo conmigo. Paso saliva ante la risita que sueltan todas. Incluida Cili—. ¿Y a ustedes? —se atreve a preguntar, pero no detiene su andar y sigue caminando hasta la salida. Respondo antes que todas:
—Ser deseada por los chicos mientras me ven el culo con el uniforme de gimnasia —declaro a posta.
—¿Ves? Eres una zorra —zanja Brenda y tira de su amiga para irse a los vestidores. Cili solo ríe y Mason sonríe, negando con la cabeza para después salir.
—Es tu tío, Dulce —me recuerda cuando nos quedamos solas. La veo mal.
—Tú fuiste quien insinuó que había estado haciendo algo con él —me defiendo de forma hipócrita. Me siento mal cuando sus ojos se llenan de culpa.
—Lo siento, en ese momento no pensé en eso, pero estaban tan cerca —explica. Evito morder mi labio inferior porque eso me delataría.
Si supieras lo cerca que hemos estado el uno del otro, Cili, de seguro te escandalizarías.
—Es mi tío —repito, negando con la cabeza.
—Lo siento —dice. Más mal me siento.
—Tranquila, vamos para que te cambies. Ya quiero que la semana termine. Tengo un closet que pide a gritos que lo ordene y lo estoy posponiendo desde el lunes por solo llegar, comer y abrir libros. ¡ME ESTOY QUEDANDO SIN NEURONAS! —dramatizo, alzando ambas manos. Cili ríe con ganas, pero deja de hacerlo con las palabras de Brenda:
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La Reputa-ción de Dulce
RomanceLa reputación de Dulce se resume a las primeras seis letras de esa palabra. Desde que baila en un tubo cada fin de semana y se lo disfruta, todos en su universidad la tachan de zorra. Para Dulce eso no es problema. Al contrario, se disfruta su títu...