—Creí que no vendrías —confiesa cuando abro la puerta sin tocar para no hacer ruido. Río y enciendo la luz, haciendo que su boca se abra hasta casi dar al suelo al deparar en mi atuendo—. ¡Mierda, bombón! —exclama.
—¿Listo para follar a tu dulce zorrita, tío Masón? —musito con la voz sensual, agitando la cola de zorro que cuelga de la parte trasera de la diminuta tanga que llevo puesta.
—Ven aquí —ordena y doy un paso, pero niega con la cabeza—. Sobre tus rodillas, bombón. Sé mi dulce zorrita y agita ese culo para mí —demanda, instalando un incesante ardor en mi interior por las ganas de que ya me folle.
Hago lo que pidió y me coloco en cuatro en el suelo, viéndolo desde abajo con una sonrisa cuando se levanta de la cama para quitarse el pantalón de pijama que lleva puesto y quedar completamente desnudo ante mí.
Se arrodilla fuera de la cama, dejando su polla apuntando en mi dirección. Sin que se me ordene, lo veo a los ojos mientras lamo la punta, ganándome un gruñido de su parte cuando finjo introducirla, pero no lo hago.
—Vamos, zorrita, chupale la polla a tu tío Masón —ordena.
Gimo sin poder evitarlo cuando acaricia mis nalgas y mueve su polla, azotandola contra mis labios, instándome a tomarla.
Decido jugar un poco más con su desespero y lo lamo por completo, recorriendolo con mi lengua, pero sin tomarlo con mis manos porque sigo en cuatro. Sin dejar de ver sus ojos, tomo uno de sus testículos entre mi boca y chupo con suavidad. Coge aire con fuerza, cerrando los ojos y yo lo suelto, sonriendo.—¿Del uno al diez, qué tanto quieres que tu dulce zorrita te chupe la polla, tío Masón? —susurro, jugando con su glande, chupando suave.
—Cien —confiesa. Río bajito y termino de embutírmelo completo, enroscando un gruñido de placer en su garganta. Atusa bien mi cabello con una de sus manos, la otra sigue en mi nalga, acariciandome de forma perezosa.
Pierdo todo el norte cuando baja esa mano y se empapa de mis fluidos, atormentandome. Gimo con su polla en mi boca y aumento mis movimientos, haciendo que él aumente los suyos también en mi clítoris.
—No voy a follarte con mis dedos, bombón. Te quiero sobre mi polla —advierte, tirando de mi cabello para sacarme la polla de la boca. Jadeo sin cerrarla, viéndolo con hambre—. Muchas mujeres han sido folladas en esta cama —advierte y yo cambio mi cara enseguida.
Eso no tenía que saberlo.
Ríe con ganas al notar mi nueva molestia, pero me levanta del todo, buscando mis labios. No tengo la fuerza de voluntad para rechazarlo, así que se lo devuelvo con la misma violencia suya. Terminamos jadeantes.
—Hoy tú serás la única a la que folle y haga el amor por partes iguales. Serás la única mujer que la ocupe toda la noche y a quien le diga con mi cuerpo lo mismo que saldrá de mi boca, que te amo, bombón —promete. Me coloco de pie y me acuesto de una vez en la cama a su espalda.
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La Reputa-ción de Dulce
RomanceLa reputación de Dulce se resume a las primeras seis letras de esa palabra. Desde que baila en un tubo cada fin de semana y se lo disfruta, todos en su universidad la tachan de zorra. Para Dulce eso no es problema. Al contrario, se disfruta su títu...