Capítulo 46 👯

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Despierto de golpe, respirando de forma agitada y sin poder sacar de mi cabeza la repetición constante de la misma pregunta una y otra vez: ¿no te gusta, zorrita?

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Despierto de golpe, respirando de forma agitada y sin poder sacar de mi cabeza la repetición constante de la misma pregunta una y otra vez: ¿no te gusta, zorrita?

Paso saliva, viendo a Masón a mi lado dormir plácidamente y salgo de la cama cuidando no despertarlo. Abro la puerta corrediza que da al balcón y aspiro hondo la brisa fría.

Cuando intento recordar algo de lo que soñé, me freno en seco y niego con la cabeza.

—No caigas en ese pozo, Dulce —musito para mí misma y me doy vuelta para salir de la habitación, tomando el celular de Cili, el de Masón y su computador portátil.

Ya en la sala, abro la portátil y desbloqueo ambos celulares con mi huella, activando la cámara de la portátil. Cojo aire con fuerza al verme desde la pantalla y comienzo a grabar:

—Hola, papá. De seguro no quieres recibir noticias mías o del tío Masón, pero quiero contarte un par de cosas que no sabes —admito y busco las fotografías en el celular de Cili—. Ella es Cili, mi mejor amiga, de quién te he hablado —digo, enseñando la fotografía a la cámara, en la que ambas estamos riendo en el SPA, con una mascarilla verde en la cara.

Sonrío al recordar ese día.

—Este es Ryan, su hermano y quien fue mi novio durante mucho, mucho tiempo —prosigo, mostrándole ahora una foto en la que salimos los tres juntos—. Fui feliz con Ryan, pá. Quizás si lo hubieses conocido en el primer año, habrías creído que es el hombre que yo necesito, pero todo cambió —confieso, sabiendo que ahora viene la parte difícil.

Busco un vídeo en el celular de Masón y comienzo a reproducirlo.

—Esa mujer que está bailando, soy yo, papá. Perdí mi empleo de camarera hace varios meses y, entonces, comencé a trabajar en ese club. Soy bailarina en un club de caballeros —suelto, agradeciendo que sea una cámara la que me ve y no él de frente.

De solo imaginarlo frente a mí, el corazón se me paraliza por creerlo decepcionado de mí. Cojo aire con fuerza.

—Lo mío con Ryan no funcionó, papá. Ryan no supo nunca diferenciar la Dulce que era con él y la Julieta que soy en ese club. No son las mismas, como Dulce era su novia, como Julieta también lo era, pero él no lo creía así. En la universidad comenzaron a tacharme de zorra y él, creo que en algún punto se creyó lo mismo —musito, bajando la voz al ver la fotografía de nosotros dos besándonos y Cili haciendo una mueca a la cámara.

Vuelvo a ver a la cámara, creyendo realmente que él está ahí, viéndome en este momento.

—No recordaba lo que era ser aceptada y amada por partes iguales hasta que Masón llegó —confieso y muerdo mi labio inferior al ver la foto que voy a enseñarle ahora: somos Masón y yo, fuera del club, él con su cabeza escondida en mi cuello y yo con las mejillas encendidas, riendo por lo que estaba diciendo.

Esa fue la primera fotografía que nos tomamos luego de la que le envié a mi padre. Le pedí la foto y él dijo que la única forma en la que obtendría una foto suya sería conmigo de espaldas, con su boca directo en mi coño y la mía sobre su polla.

La Reputa-ción de DulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora