Capitulo 12

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Narra Avery

—¡Así que tú eres Noah! —exclamó casi gritando junto a mí en el portal, ni quiera me había dejado tiempo para saludar debidamente —Espero que la trates bien y la devuelvas de una pieza. Nada de cochinadas en la primera cita —lo señaló con el dedo —, ¿o sí? —le pegué un codazo.

—No es una cita, no le hagas caso.

—¿No acabas de decir tú que lo era? —preguntó Marcos con los brazos cruzados justo detrás de nosotras.

—¿Quieres que te acuchille? —le susurré —Noah rio por mi comentario y estuve a punto de devolverme y meterme en mi cama no sin antes pegarle un puñetazo.

Me fijé en él, llevaba una chaqueta, unos vaqueros anchos y una tote bag blanca en la que estaba dibujada la silueta de una rata con gafas de sol tocando la guitarra.

—Yo si quiero que me acuchillen, a ver si así tengo una excusa diferente para faltar a clase.

—¿No faltas a clase ya siempre?

—Solo cuando estoy demasiado radiante como para que la gente no me observe sin quemarse.

—Bueno —dijo Cecilia mirando su reloj imaginario en su muñeca —se os hace tarde y llegaré tarde a mi cita.

—Puedes irte cuando quieras —le señalé la calle.

—No, no, prefiero que os vayáis primero.

—Como quieras. Chao Marcos, Cecilia no beses mucho —me despedí y comencé a caminar esperando que Noah me siguiera, y asi lo hizo, lo peor es que ni siquiera sabía a donde me dirigía.

Narra Cecilia

Los vi desaparecer por la esquina, ¡Qué bien se veian juntos! Si resultaba que terminaban saliendo me merecería una fiesta celebrando mi premio a la mejor amiga.

—¿Piensas apartarte para que pueda cerrar la puerta? —me preguntó Marcos mirándome con mala cara —hice lo que me pidió pero me empezó a ver peor todavía.

—¿Qué?

—¿No piensas irte? —giré la vista a mi alrededor y me di cuenta de que me había apartado hacia el interior de la casa.

—Claro que sí, pero... —piensa rápido, piensa rápido —se me olvidaba una chaqueta que Avery me prestó.

Regresé tranquilamente a la habitación de Avery y escogí la primera prenda que vi. Tenía pequeñas ceresas y era corta.

—¿Quieres darte prisa? ¡Yo también tengo una cita! —oí al chico gritar desde la puerta.

Salí con paso lento y confiada, a mi nadie me apuraba.

—¿Una cita? No tienes pinta de romántico.

—Lo soy y mucho, he preparado una tarde de amor con mis apuntes de la universidad. Son la mejor compañía que podría desear.

Al final el probre se quedaría en casa solo y aburrido estudiando, que triste debía ser ir a la universidad.

—No parece mucho tu estilo —dijo señalando la chaqueta.

—¿Cómo sabes que no es mi estilo?

—Me basta con verte —me abrió la puerta e hizo una seña para que saliera, como soy muy educada lo hice y antes de que pudiera decir nada me cerró la puerta en la cara.

Será... me había parecido muy amigable los días que lo había visto en la casa pero se veía que también podía ser un tanto insoportable. Muy wattpad de su parte. Mejor no pensar en eso.

El muerto, el British y el gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora